“Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora” (Lucas 7:39)
Cuando leo lo que algunos escritores cristianos han escrito sobre la mujer, se me va el ánimo al suelo y pienso: ¿Cómo es posible que gente que creía honestamente en Dios dijera cosas tan necias?
Luego me acuerdo que los seres humanos por definición bíblica somos imperfectos y no puedo más que pensar que el pecado nos ha hecho perder todo sentido de la dignidad humana. No me extraña que eso suceda, me causa desazón saber que se puede amar a Dios y al mismo tiempo, ser necio, así que le pido a Dios que me ayude a no caer en ese juego macabro de conocer el inmenso amor de Dios y a la vez, actuar como un necio despreciando a criaturas que él ama de manera incomensurable.
No me importa que San Ambrosio sea un personaje importante del cristianismo y reconocido por su piedad y conocimiento, lo considero un necio y que con su actitud poco sabia dañó a millones de mujeres cuyos padres, hermanos o esposos siguieron los consejos de este hombre, que decía amar a Dios, pero que sin embargo, manifestaba tales muestras de agresividad hacia la mujer. Sus palabras lo delatan: “La mujer sólo es fuerte en el vicio y daña la valiosa alma del varón".
¿Cuántas mujeres habrán sufrido los rigores opresivos de varones que tomaron estas palabras al pie de la letra?
Indigna saber que en el siglo XXI, siga habiendo hombres que creen que las mujeres son causa principal del pecado y están para seducir, engañar o maltratar a los varones.
Dios es un magnífico Dios de amor. De inmensa sabiduría, de una ecuanimidad y equidad que supera toda comprensión racional nuestra. No es posible creer que un Dios con dichas características pueda ser el inspirador de palabras y actitudes tan necias.
Mujeres, ustedes son magníficas criaturas de Dios, la corona de la Creación y eso debería alentarlas a amar a Dios. No escuchar a misóginos es sanidad mental.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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