“Juntos serán como héroesque combaten sobre el lodo de las calle” (Zacarías 10:5 BAD)
Cansa hacer de héroe. Eso de que los varones tienen que resolver los problemas y tener todas las respuestas, simplemente, es agobiante. Creerse el cuento es peor. Además, las mujeres que lo exigen, simplemente, intoxican la masculinidad y hacen más difícil las relaciones intepersonales.
Walter Riso en su libro Intimidades masculinas dice algo similar, muchos varones contemporáneos se niegan a representar el héroe patriarcal y están buscando ser el antihéroe uno que: “no quiere doncellas, ni corceles ni rescatar a nadie; tampoco añora el peligro para ponerse a prueba, ya que no hay nada que probar; se niega a la demencia brutal del típico combatiente, y no ve a la mujer como una tentación que debe evitar para llevar a feliz término su gesta ególatra” (1998: 31).
El varón contemporáneo quiere amar sin aspavientos, y entendiendo que es un camino de ida y de vuelta, donde varones y mujeres colaboran juntos en el desarrollo del plan de vida. Los modelos heroicos, de lobos solitarios que rescatan doncellas y se someten a múltiples pruebas para probar su hombría y “conquistar” a la mujer de sus sueños, son simplemente, héroes de papel, hombres heridos en su inteligencia emocional, decrépitos en sus sentimientos y obligados a representar un papel tortuoso que no corresponde a la humanidad, sino a un estereotipo banal.
La verdadera esencia del amor no necesita héroes que recorran montañas para matar dragones. Lo único que se requiere es la valentía de reconocer los propios sentimientos y ser capaces de vivir a la altura de sus emociones, sin reprimirse ni mofarse de los varones que logran encontrar el camino a su propia emoción.
La mayoría de los héroes de papel son simplemente, retrasados emocionales, inválidos de sentimientos, reprimidos de la verdadera esencia de la humanidad, que no es otra que tender puentes sobre el abismo que separa a los seres humanos unos de otros.
Es preciso decir ¡basta! Hay que dejar de buscar héroes de papel, que sólo sirven para crear inválidos emocionales que no aportan.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
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