“Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo” (Salmo 23:4a)
Palestina es un lugar de pocas praderas y muchos cerros y acantilados. Los pastores debían movilizarse largas distancias para llevar a su rebaño a pastar. En muchas oportunidades debían atravesar valles estrechos donde las ovejas eran atacados por animales salvajes que aprovechaban lo escabrozo del sendero para hacerse de alguna presa. Los depredadores estaban al acecho, pero no había forma de evitar pasar por esos lugares, era la única forma de llegar a praderas de pastos verdes o a rios de agua tranquila.
Algunas ideas religiosas simplemente, distorcionan el verdadero sentido de la realidad y presentan una imagen equívoca de Dios. El texto dice “aunque”, lo que sugiere que Dios acompañará en el valle oscuro, no que impedirá que se entre en él.
Algunos presentan la idea de que el creyente está libre de cualquier situación azarosa o difícil. Aún más, algunos, llevados por una religiosidad mística llegan a enseñar que si alguien vive un momento complicado esa es señal de que Dios lo está castigado o al menos le ha quitado su bendición. En ambos casos es un error.
Dios no controla la vida de los seres humanos y bien sabe que hay situaciones que no dependen completamente de la divinidad, por el mismo hecho de habernos creado con la libertad de elegir.
El texto es una promesa, aunque vengan momentos difíciles, Dios promete no abandonarnos y quedarse a nuestro lado para darnos confianza y ánimo en medio de la oscuridad que supone atravesar un valle tenebroso.
Lo interesante es lo que la promesa esconde, al finalizar ese periodo viene una temporada de bonanza donde nos esperan pastos verdes y aguas tranquilas.
En su incomprensión de la forma en que Dios actúa algunos pretenden que la divinidad debe simplemente impedir cualquier dolor que nos ocurra, sin entender que para hacer eso, en muchos sentido debería anular la facultad de decidir que el ser humano tiene. Él no nos abandona, es suficiente para nosotros y así el valle oscuro tiene más luz.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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