“Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores” (Salmo 34:4)
Lo contrario de la felicidad es el temor. Una persona atemorizada no goza de paz ni puede construir su vida de una manera armoniosa. El temor corroe cualquier momento pleno. Lo convierte en un infierno y la vida se va contaminando con sentimientos ajenos a una vida feliz.
Epicuro, el filósofo griego, escribió alguna vez: “No es posible ser feliz si no se lleva una vida bella, justa y virtuosa, ni llevar una vida bella, justa y virtuosa sin ser feliz”. En otras palabras, estilo de vida y felicidad van unidas. Las personas que no son felices realizan actos que de un modo u otro van en contra del sentido común, de la ética y de sí mismos, porque no miden los efectos de ciertos actos sobre sí mismos.
En el texto de esta mañana el salmista establece un principio clave en el pensamiento bíblico. Recurre a Dios, descansa en él, deja sobre la divinidad tus problemáticas, y entonces, vive sin temores.
Jesús lo dijo de otra manera: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28). Es otra forma de decir, que el descanso final para el agobio existencial que sentimos frente a todo lo que nos toca vivir, simplemente, lo dará Dios.
Pero, lo que es la solución, también es un problema para muchas personas que viven con una visión negativa de la existencia. Viven enfocados en sus problemas, sin pensar ni reflexionar adecuadamente sobre su propia problemática de vida. Ven el vaso medio vacío en vez de verlo medio lleno. La perspectiva que tienen marca todo lo que observan.
Es posible ir por la vida cargado de problemas y sentirse aplastado por los mismos. Pero también es posible mirar las problemáticas como parte importante de la existencia, pero sin darle una importancia desmedida, confiando en que para cada problema Dios tiene mil soluciones y sólo necesitamos descansar en su gracia.
Cuando vivimos sin temor, la mente explota en ideas positivas que nos permiten ver lo que no vemos en medio de la confusión mental del agobio. Dios nos libra de temor, para pensar positivamente.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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