Mal por bien


“Me devuelven mal por bien, y eso me hiere en el alma” (Salmo 35:12)

Para haber escrito esto David debe haber estado realmente frustrado. Era perseguido, difamado y su nombre había llegado a ser sinónimo de mal para Saúl y sus seguidores. En ese contexto de persecución injusta y arbitraria, David siente que sus esfuerzos han sido en vano. Nada parece aplacar la ira del rey, que al verlo como competidor de su poder, siente que David debe morir.

Todos en algún momento hemos pasado por la experiencia de vernos enfrentados a situaciones donde nuestros esfuerzos parecen quedar en nada, y aunque actuamos bien, nos devuelven mal. ¿Qué hacer en esos amargos momentos?

Lo más fácil es cambiar de actitud y responder al mal con mal. Sin embargo, ese camino termina por convertirse en un callejón sin salida, puesto que la violencia siempre engendra violencia. Produce un ambiente de hostilidad y violencia, que genera mucho más mal del que se está ocasionando. La venganza o la reacción estentórea similar a la que se nos provoca, nunca es una salida adecuada.

La otra actitud es amargarnos. En cierto modo eso implica canalizar todo el mal hacia nosotros. La amargura no sólo produce un contexto difícil para la vida de quien la experimenta, sino que de un modo u otro produce un ambiente tóxico para las familias y las personas que le rodean. Tampoco es una salida. También la amargura es un camino inadecuado.

La tercera reacción posible es confrontar de una manera no violenta, pero clara. En cierto modo, la Biblia plantea una serie de situaciones donde invita a quienes están sufriendo algún mal a confrontar a sus perseguidores. Incluso aún cuando no tengamos culpa, es lo que presenta Cristo en Mateo 5: 23-24. Esta salida no es fácil, y es en muchos sentidos, un riesgo, porque no se sabe cómo va a reaccionar la persona a la que confrontamos. No obstante, es el camino sugerido incluso por Cristo (Mateo 18). Sin embargo, no tiene garantía. Puede ocurrir que las personas reaccionen, se reconcilien o por lo menos queden en paz, o puede ser que el que daña no quiera cambiar de actitud. De todos modos, aún cuando es una salida difícil, es mejor que otras.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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