“Me infunde nuevas fuerzas” (Salmo 23:3a)
La energía es vital para sobrevivir. Una persona sin fuerza no puede hacer nada por sí mismo y corre riesgo de no seguir viviendo. No se puede vivir “sin fuerza”, es lo que hace que la vida pueda continuar.
El texto habla de “nuevas fuerzas”, eso implica que las fuerzas que la oveja tenía ya se perdieron, eso implica una revitalización un volver a vivir.
En ocasiones la vida nos pone en encrucijadas, donde por efecto de los problemas y las circunstancias difíciles, quedamos sin fuerzas, agotados vitalmente para continuar, con ganas de no seguir, asediados por una sensación de impotencia y derrota.
Dios es el Dios de la fuerza. El todopoderoso que todo lo puede. Estar a su lado es renovar las ganas de vivir, porque nos muestra caminos que fácilmente perdemos cuando nos alejamos de su presencia.
La expresión es una continuación de la idea anterior: Beber de aguas tranquilas.
Cuando alguien ha caminado un camino largo y bajo el sol, va perdiendo fuerzas y agotándose por el esfuerzo, sin embargo, cuando llega a la fuente de agua y logra beber, entonces, pareciera que el cuerpo recuperara el motor que se ha agotado.
Dios es nuestra fuerza. Es lo que expresa el mismo salmista: “El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias” (Salmo 28:7). Cuando confiamos en él, entonces, las fuerzas no nos faltan, al contrario, parecemos renovados y transformados.
La religión verdadera, la que no está limitada por liturgias ni normas desconectadas de Dios mismo, sino la que se sustenta en el contacto directo y personal con la divinidad, es una religión que fortalece, que da ánimo, que revitaliza, que llena de energía. Todo lo contrario de la religiosidad llena de formalismo que lo único que hace es agotar y dejar sin fuerzas a los sedientos que lo único que quieren es un poco de agua que les de vida. Jesús es vida, Jesús es el agua. Toda religión sin Jesús, simplemente, no sirve para dar vida.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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