“La voz del Señor desgaja los cedros, desgaja el Señor los cedros del Líbano” (Salmo 29:5)
Es extraño leer el Salmo 29. La palabra más repetida es “voz”, pero le asigna a esa voz propiedades increíbles, que rayan en lo absurdo, pero así en parte, es la poesía, cargada de imágenes increíbles que poseen la potencia de la imaginación y de la cantidad enorme de expresiones que se pueden juntar en un poema.
No dudo que Dios tenga el poder de desgajar cedros sólo con el poder de su voz. No he visto nunca que Dios lo haya hecho, ni siquiera lo he leído. ¿Qué es lo que intenta transmitir el autor del salmo? Algo muy simple, pero lleno de una intencionalidad extraordinaria: Es admiración por el poder de Dios.
Dios no tiene límites. Nada lo detiene. Es parte de lo que significa la expresión “todopoderoso”, pero es muy difícil entender el concepto en abstracto, por eso este poema es tan bello, porque lleno de imágenes hiperbólicas expresa la idea del poder de Dios con el fin de lograr una comprensión analógica o cercana de lo que implica el poder de Dios.
Lo extraordinario es que este Dios que puede hacer lo que quiera con su voz no me obliga a creer. No me toma del cuello y me fuerza a hacer lo que no quiero. No me atrapa con sus manos poderosas, ni me destruye con su voz. Ese Dios todo poderoso me atrae con amor, con cariño, con bondad, con suaves palabras, hechas para que me entusiasme con su cariño embriagador.
Dios tiene todo el poder y eso es lo maravilloso de su majestad, que podría obligar a toda la humanidad para que le adore, pero eso no sería amor ni respeto. Los esclavos pueden obedecer, pero eso no implica que deban ser leales o amorosos. La esclavitud produce sumisión pero no necesariamente lealtad. Dios lo sabe, por eso envió a Jesucristo para que nos entusiasmara con su cariño incondicional.
El inmenso amor de Dios está pleno de respeto. Nunca impone ni seduce. No busca que le sigamos con regalos o engaños. No busca nuestra sumisión arbitraria. No nos obliga ni con dolor ni con fuerza. Dios sólo se ocupa de mostrar su inmenso amor. No nos amenaza con castigos ni destellos de muerte. Dios que es amor hace sólo eso: Ama.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA

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