“El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos” (Proverbios 17:27)
La Biblia es clara en establecer que las personas prudentes controlan sus impulsos. El ejemplo del versículo se refiere al control de las palabras, pero el mismo principio vale para muchos aspectos de la vida. Cuando una persona no tiene control, es un peligro latente, que tarde o temprano dañará a otros y a sí mismos.
Ayer hablábamos del poder de la voluntad. ¿Qué hace la voluntad? Pues, ayuda a controlar, entre otras cosas, los impulsos.
Una persona que vive en base a impulsos, termina cometiendo muchísimos errores y convirtiéndose en una persona peligrosa, en alguien que termina afectando a todos.
Es cierto que existe una enfermedad que hace que muchas personas no puedan resistirse al impulso o tentación de llevar a cabo acciones, aunque sean peligrosas para él o los demás. El realizar la acción que los impulsa les da una sensación placentera y liberadora. Pero no es de eso que estamos hablando, sino de personas normales, que prefieren vivir en base a impulsos y no a la razón.
Un ejemplo bíblico es el caso de Sansón, su único argumento para hacer las tonterías que hizo fue que “agradó a mis ojos” y luego, fue de una acción temeraria a otra, incluyendo la que lo llevó a la muerte. En algún momento podría haberse detenido y hacer las cosas correctamente, pero su vida fue como estar en un tobogán, una vez que decidía algo no había quien pudiera detenerlo.
La vida humana exige razón. Dios nos ha dado la capacidad de pensar, para entre otras cosas, ser capaces de dominar nuestros impulsos. Una vida sin dominio, o “temperancia”, como lo llama la Biblia, termina viviendo en los extremos y aniquilándose de manera rápida.
Dios espera que los humanos pensemos antes de actuar. Que tengamos control de nosotros mismos, que sepamos elegir en base a principios y no por mera emoción pasajera. Eso exige reflexión, análisis, pensamiento crítico y capacidad de contrastar las acciones propias con las de otros. Un individuo sin control de impulsos es una bola de fuego sin dominio.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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