“A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos” (Proverbios 16:2)
Los motivos nos delatan. Nuestros actos reflejan nuestra motivación. Somos nosotros los arquitectos de nuestro propio sentir. No hay nada que nos impida avanzar si tenemos la suficiente motivación para continuar.
El actor y director de teatro, el inglés Thomas Hamblin afirma que: “Nada hay que nos pueda impedir elevarnos y mejorarnos y nadie puede detener nuestro progreso, mas que nosotros mismos”. En otras palabras, el mejor puente para el avance o el mayor obstáculo somos nosotros mismos. Las personas pueden lograr tanto como lo que se propongan.
El vocablo motivación viene de la expresión “motif”, que significa simple y llanamente, motor o algo que genera movimiento. Eso significa que quien está motivado tiene una razón o deseo interno que lo lleva a actuar de la manera en que lo hace. Esta fuerza interna es el punto de partida para cualquier realización personal.
Lamentablemente, muchas personas sufren de apatía existencial, y no tienen la motivación suficiente para vivir y alcanzar metas que vayan más allá de la mera sobrevivencia.
Lo importante en nuestras vidas define lo que logramos. Cuando algo es lo suficientemente importante, entonces, moviliza nuestra existencia y marca las decisiones que hacemos.
Desde nuestro interior salen las metas, el sentido de vida, la perspectiva de propósito y los deseos de vivir. Sin esa motivación interna, es poco o nada lo que se puede hacer. Nadie puede ser el motor de otra persona.
Muchas veces el medio ambiente colabora para que nos motivemos con los premios que otorga por logros. No obstante, no importa cuánta fama, dinero, estabilidad, reconocimiento o aprobación podamos conseguir, si no nos motivamos a nosotros mismos, nada se puede hacer.
Ni Dios puede mover a quien no lo desea. Tal vez el mal del siglo sea la apatía y esa sensación de vacío y vacuidad que invade la vida de tantas personas, que no están dispuestas a emprender, porque no hay nada en su interior que los motive para hacerlo. Es tal vez, la causa de su ruina.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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