“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes” (Deuteronomio 30:19)
Muchas personas simplemente se niegan a elegir, sin entender, que eso es ya una elección, una mala, pero elección al fin. No han educado su capacidad de elegir, y prefieren que otras personas lo hagan por ellos, de esa forma se configuran las manipulaciones, las victimizaciones, los abusos y un sin número de situaciones que podrían haberse evitado simplente con la capacidad de elegir por sí mismos.
Nuestra sociedad occidental ha educado para sentir, no para elegir. Una buena cantidad de personas toma decisiones basados en la subjetividad de “cómo se siente”, sin evaluar de manera adecuada si lo que “sienten” es objetivamente correcto o no.
En la Biblia hay infinidad de llamados a elegir. Dios en su infinito amor, no ha creado autómatas, sino seres pensantes, capaces de decidir por sí mismos. Incluso la renuncia de la voluntad eligiendo que sea Dios quien nos guíe exige pensar y una elección de vida.
Es lamentable como la pregunta más repetida por padres y maestros a niños que aún no desarrollan la capacidad de pensar es simplemente: “Cómo te sientes”. Eso va creando una lógica edonista y de alejación de lo difícil y la búsqueda de la salida más fácil, la que me haga sentir de manera rápida y segura lo más placentero, sin evaluar, si es lo mejor o no.
Las sálidas fáciles ahogan el esfuerzo, el tezón y la perseverancia. Si lo único que se busca es que alguien se “sienta bien”, entonces, se abandonará la lucha y la constancia que se necesita para conseguir resultados excelentes. Por el camino del “sentir”, los resultados siempre serán mejores.
Los deportistas lo saben. Llegar a la meta exige dolor, sacrificio, tezón y una gran fuerza de voluntad. Luego, es posible disfrutar de los beneficios del éxito, pero primero hay que pasar por situaciones difíciles y en algunos casos desagradables que no “te hacen sentir bien”.
Una persona con una voluntad educada elegirá en base a lo correcto, lo lógico, lo bueno, aunque eso implique pasar por momentos difíciles. La voluntad se educa en el rigor no en el sentimiento.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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