Dar sin esperar nada a cambio


“Ustedes deben amar a sus enemigos, y hacer bien, y dar prestado sin esperar nada a cambio” (Lucas 6:35)

Todos los días miles de personas arriesgan la vida al subirse a los vagones de un tren que es conocido en México como “la bestia” y que tiene la particularidad de transportar a cientos de migrantes centroamericanos que van aferrados al tren para intentar llegar hasta la frontera con Estados Unidos. Muchos no lo consiguen y quedan tirados en algún lugar ignorado por quienes no conocen la lucha del que sufre.

El tren se ha hecho tristemente famoso porque es controlado por narcotraficantes que en ocasiones utilizan a esas personas para que transporten droga o les cobran para dejarlos subir a ese tren que representa la esperanza de una nueva vida para esas personas.

Sin embargo, no todo es tristeza ni dolor. El tren atraviesa la antigua hacienda “La Patrona”, en el estado de Veracruz, donde hay un pequeño pueblo donde hace más de veinte años un grupo de mujeres lidera un peligroso trabajo solidario. Todos los días preparan bolsas con comida y agua y se paran al lado de línea férrea para entregar sus paquetes a esa gente que va colgando del tren y que va con lo justo. Muchos de ellos han dado testimonio que es gesto no sólo les ha dado esperanza, sino que en algunos casos representó la oportunidad de seguir viviendo y no morir de inanición.

Las mujeres conocidas como “las patronas”, lo hacen exclusivamente por amor al prójimo y porque han entendido que la religión cristiana no consiste en palabras sino en acciones.

Han sido propuestas al Premio Príncipe de Asturias, pero a ellas no les interesa el reconocimiento, sólo lo hacen porque sienten la carga de ayudar a otros. Cuán diferente sería el mundo con más personas con esos ideales.

El mayor obstáculo para una vida de sentido es aprender a mirar fuera de sí mismo. Muchas personas sólo existen para sí mismos y terminan perdiéndose en su ego, sin ser capaces de entender que el ser humano para existir con sentido, debe salir de sí mismo y encontrarse con otros. La empatía y el altruísmo son valores esenciales para una vida de sentido. Las personas más felices son las que dan y se dan por otros. Los más tristes, generalmente se han dedicado a acumular y a esconderse en sus riquezas.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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