“Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros” (Tito 2:7-8)
Tiemblo al pensar en que los cristianos tengan el poder que tuvieron en la Edad Media. Todos los gobiernos religiosos, por una razón u otra terminan siendo totalitarios, e incoherentes con la fe que defienden. Los ejemplos abundan a través de la vergonzosa historia del cristianismo y también de otras religiones.
Con poder es muy fácil olvidar el valor de la persuasión y el ejemplo. “La Iglesia debería proponerse actuar como la conciencia de la nación. Si no podemos imponer la volunta de Dios por medio de las leyes, tampoco podemos convencer a la gente simplemente mediante el uso de citas bíblicas. Pues estos son ejemplos de ‘autoridad impuesta desde arriba’, que provoca resentimiento y resistencia. Resulta más eficaz la ‘autoridad que surge desde abajo’, la verdad y el valor inherentes a algo que es evidente por sí mismo y que por lo tanto demuestra su propia validez” (Stott, 2002, 79).
La gente puede discutir un sermón o una enseñanza, pero no puede rebatir una vida coherente llena de amor y solidaridad con su prójimo.
Es probable que olviden los mensajes teológicos, pero en su recuerdo permanecerá la vida de quien se esforzó por dar testimonio de su fe mediante actos de amor desinteresado.
Cuando la acción social es utilizada como medio de evangelización, es una especie de chantaje: “Te ayudo si es que estás dispuesto a aceptar lo que quiero enseñarte”. Esa forma de presentar el evangelio se convierte en algo discordante y que hace ruido con la esencia más pura del evangelio.
No hay ningún versículo en la Biblia que nos muestre a un Jesus condicionando su ayuda y milagros, a que la gente lo siguiera o lo escuchara. Hizo el bien sin mirar a quien, entendiendo incluso que muchos de los que recibían sus bendiciones algún día se convertirían en sus enemigos y perseguidores. Pero, igual lo hizo, porque el amor es más grande y poderoso que las mezquindades del egoísmo. Un cristiano está llamado a vivir el ejemplo de Cristo, porque sabe que es el único mensaje que a la postre será escuchado.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos
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