“Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría” (Salmos 33:3)
El mundo contemporáneo ha creado muchas cosas positivas y realmente buenas, no obstante, también ha sido la forjadora de muchos problemas y desequilibrios que le están pasando la factura a muchas personas que se han acostumbrado a un ritmo de vida alarmantemente peligroso.
Muchas personas viven para trabajar, ocupan la mayor parte de su tiempo en conseguir los recursos para su sustento, no obstante, mucho de eso está ligado a deudas por conseguir artefactos que no necesitan y servicios que están sobrevalorados.
En la mentalidad del cambio frenético, muchas personas desechan artefactos en buen estado porque la propaganda los convence de que tienen que tener otro y otro, y así en una sucesión interminable. Eso va mermando la capacidad de descansar de verdad y se van quedando en rutinas que más parecen verdaderas celdas de tiempo que no les permiten vivir de verdad.
No hay tiempo para los hobbies o aficiones personales que llenen las horas. Al contrario de lo que sucede en pueblos pequeños o campestres, las grandes ciudades están llenas de personas estresadas que andan rápido viviendo en busca de un mejor estilo de vida, pero mientras lo consiguen, se van quemando por dentro, sin vivir, y sin tener una existencia plenamente placentera.
Cuando se visitan esos pueblos bucólicos que han quedado detenidos en el tiempo, una cosa que llama la atención es la capacidad que tienen algunas personas para gozar de pequeños placeres convertidos en hobbies y aficiones personales.
Muchos cristianos, por un enfoque erróneo, tienden a desconfiar de la alegría y del “pasarlo bien”, como si fuera un pecado, cuando en realidad es todo lo contrario. Quienes pierden la capacidad de disfrute se privan a sí mismos de un don divino, porque fue Dios quien inventó la alegría, el gozo y la capacidad de disfrutar. Las personas exitosas no se dejan atrapar por el trabajo al grado de perder la capacidad de pasar tiempo haciendo algo que les agrada. La vida es demasiado valiosa para convertirla en una elegía.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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