“Vendan sus bienes y den a los pobres” (Lucas 12:33)
John Stott sostiene de manera taxativa que los cristianos tienen sólo dos alternativas frente al mundo: escapismo o compromiso (2002:38). En otras palabras, huir de la realidad que le circunda y hacer como que no existe o comprometerse con las necesidades sociales. Lo primero supone lavarse las manos lo segundo implica utilizar las manos. Lamentablemente, la primera actitud ha primado en esa dicotomía mundo/iglesia, como si la comunidad cristiana estuviera desconectada o lejos del mundo.
Jesús dijo “no te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno” (Juan 17:15), concepto totalmente alejado del escapismo ideológico e insano de muchos cristianos que creen que para servir a Dios deben alejarse totalmente del “mundo” como si ellos no estuvieran en él.
Si ese hubiera sido el pensamiento de Jesús no se habría acercado a prostitutas, ladrones, pobres, cobradores de impuestos, extranjeros, mujeres ni enfermos, que para las premisas de la época eran los “olvidados de Dios” o aquellos que “habían sido maldecidos por Dios”. Al contrario, Cristo visitó a gente que políticamente era incorrecto visitar. Habló con personas que ningún judío piadoso hablaría. Atendió a individuos rechazados por la cultura de su tiempo y lo hizo sin revelar la más mínima actitud de rechazo, algo muy distinto a algunos “santos” cristianos de hoy que procuran no “contaminarse” con la presencia de algunos pecadores.
Si los cristianos se aislan, entonces, dejan de cumplir su misión.
Es fácil, cómodo y es estar en una zona de confort pedirles a la gente que venga a “nuestra iglesia” a “escuchar” al predicador. Ese ha sido el engaño orquestado por el enemigo desde la Edad Media en adelante, cuando se inauguró la homilía como “el” medio de predicación.
Pero al observar a Jesús lo que se ve es otra cosa. Era él el que iba donde el necesitado, era Cristo el que visitaba las casas de los publicanos y fariseos, el Maestro de Galilea no se quedó en un lugar para esperar que viniera la gente a escuchar sus “sabias palabras”. Cristo no fue de oratorias sino de acción. No puso su énfasis en hablar sino en ser testigo. El maestro tocó al leproso cuando nadie siquiera se le acercaba. Ayudó a una mujer despreciada a ponerse en pie. Cristo no huyó de los pecadores, nunca.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.