“Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber” (Mateo 25:42)
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta la iglesia cristiana contemporánea es salir de la zona de confort y comenzar a hacer lo que Jesús dijo que hicieran, ayudar, servir, proclamar.
Algunos “cristianos piadosos” creen que la única función de la iglesia es predicar y que eso consiste en hacer exhortaciones, llamados al arrepentimiento y llevarlos al bautismo. Craso error, esa es una distorción que se introdujo al cristianismo de la mano de un formalismo que nada tiene que ver con los ideales planteados por Jesús.
Decirle a la gente, desde 40 metros de distancia que deben arrepentirse de sus pecados, y luego irse muy campante a la casa creyendo que se ha hecho un bien es no entender nada de lo que Jesús hacía.
Elena G. de White, en uno de sus mejores libros, dice:
“Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’” (White, 1992: 102).
Jesús tomaba la iniciativa y se acercaba a la gente, no para “predicarles” sermones cargados de efectismo y manipulación. Sólo iba con la intención de hacerles el bien. Les mostraba simpatía, nunca condena ni juicio. Luego, atendía sus necesidades, sin esperar nada a cambio o sin exigir que las personas hicieran algo por Él como respuesta a lo que él hacía. Cuando ya se había ganado su confianza, recién los invitaba a seguirlo.
Muchos cristianos que viven en su zona de confort y que prefieren aislarse entre las cuatro paredes de la iglesia, viven hablando del amor de Dios sin llevar alivio a quienes sufren. Se conforman con meter la mano al bolsillo y sacar una moneda para que otro haga el trabajo de alimentar al necesitado o ayudar a quien lo necesita.
Lo peor es reunirse en grupos de oración para orar por los pobres sin mover ni un dedo para ir en su ayuda. Luego, se van a sus casas muy conformes de que han hecho algo bueno, cuando en realidad, lo que han hecho es autoengañarse creyendo que dieron, cuando no lo hicieron.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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