Superar la comodidad


“El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos” (Salmos 146:7)

En muchos sentidos el cristianismo se ha convertido en la voz del confort y la comodidad. Reunidos entre cuatro paredes muchos cristianos se conforman con pedirle a Dios que ayude a los pobres mientras ellos se van a sus casas en autos último modelo y se dedican a comer suculentas comidas, mientras la divinidad se encarga de aliviar la carga de los pobres.

¿Qué Biblia habrán leído algunos? En qué parte de ella habla de que hay que pedirle a Dios que haga el trabajo que él encomendó a sus seguidores.

La justicia de Dios es expresión esencial de su amor y Dios espera que sus hijos sean los canales de luz para mostrar su justicia al mundo.

Dios es el defensor de la causa de los pobres, y confía en que sus hijos, los que están llamados a mostrar su rostro, sean los que abracen a los pobres y los ayuden.

Dios no sólo defiende a los más necesitados como los extranjeros, las viudas y los huérfanos, él entiende que esa es precisamente la religión verdadera (Santiago 1:27).

Dios procura que el hambriento sea saciado, el desnudo cubierto y el enfermo atendido, pero sus brazos son sus hijos, aquellos que van en busca del necesitado y lo hacen con una actitud proactiva, procurando que lo que hablen sean los hechos y no las palabras.

Los hijos de Dios deben superar el obstáculo de la “religión espectáculo” que se conforma con “asistir” a cultos, para escuchar sermones y luego irse creyendo que ha hecho algo extraordinario, cuando lo único que ha hecho es vivir la pasividad de una religión de espectadores.

La religión pura, la que Dios desea, es de acción. De alargar las manos para alcanzar al necesitado allí donde está.

Un cristiano entiende que todos somos hijos de Dios, creados a su imagen, dignos de la más grande dignidad, y entienden que tal como Dios deben odiar la injusticia, atender a los necesitados, velar porque se respete la dignidad del trabajo, que se refleje a Cristo en cada acto que se realiza. Ser religioso no es asistir a una iglesia, es SER la iglesia.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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