La crítica te devela


“Estos individuos son refunfuñadores y criticones; se dejan llevar por sus propias pasiones; hablan con arrogancia y adulan a los demás para sacar ventaja (Judas 1:16)

Hay expertos y expertas para todo, no podía faltar entonces quienes se especializan en criticar a los demás. Siempre tienen algo que decir de otros. Están continuamente escrutando la vida ajena con el fin de acusar, denostar o denigrar. Su ejercicio favorito es destruir vidas ajenas. Son víboras vestidas de personas que al primer descuido inyectan con el veneno que sale de sus labios.

El psicólogo Antoni Bolinches señala que hay una relación directa entre crítica y neurosis, así como una vinculación entre autocrítica y madurez. Los primeros terminan enfermos y enfermando a otros, los segundos son los que crecen y colaboran con otros.

Existen —dice Bolinches— los “que se neurotizan porque no paran de criticar a los demás y las que maduran porque en lugar de criticar al prójimo orientan su capacidad crítica hacia sí mismas” (Bolinches, 2012: 30).

Una persona que hace de la crítica a otros su modo de ser, termina afectándose a sí misma y a su entorno. Deja de ser confiable. Se convierte en una persona amarga y llena de contradicciones internas. Termina aislada, solitaria y sin amigos.

Las personas que enfocan la auto crítica hacia sí mismos, por el contrario, aprenden de sus debilidades y son capaces entonces de ser empáticos con las debilidades ajenas.

Es cuestión de énfasis y de enfoque, porque al final la misma energía se precisa para criticar como para auto criticarse. Los criticones mueren hablando sin hacer nada más que eso.

“Criticar a los otros no nos mejora a nosotros” (Antoni Bolinches)

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer
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