“¡Ay de ustedes, pastores de Israel, que tan sólo se cuidan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño?” (Ezequiel 34:2)
Ezequiel 34 es una dura y fría advertencia a los pastores que pierden el rumbo. El contexto nos habla de los dirigentes de Israel que dejaron de hacer lo que se esperaba de ellos como líderes espirituales del pueblo. El mismo mensaje es aplicable en la actualidad y con la misma fuerza. Aunque pareciera un mensaje desesperanzador, en el fondo, el capítulo esconde un mensaje lleno de esperanza.
¿Quiénes son los pastores que se cuidan a sí mismos? Simplemente son aquellos que abandonan su misión y la tarea de proteger y cuidar a las ovejas.
Cuando un pastor se cuida a sí mismo sólo está interesado en los beneficios que pueda obtener de la iglesia. No sirve a las ovejas, se sirve de ellas.
Son individuos que utilizan la investidura pastoral para sacar provecho personal. Van en busca de beneficios particulares. Quieren ser servidos antes de servir. Son lobos disfrazados de pastores. Lo más terrible es que las ovejas no se dan cuenta hasta que el daño ya está hecho.
La esencia del pastorado es el servicio a Dios a través del servicio a las ovejas. Un verdadero pastor no está ocupado en sí mismo sino en otros, en llevar paz y bendición a personas que han llegado a Cristo heridas, maltratadas, humilladas, dolidas y dañadas por una vida sin Dios. No vienen para ser acusadas ni juzgadas, sino para que el pastor, a nombre de Dios, las cure, las consuele y las lleve a los pies de Jesús.
“Evita la astucia y perspicacia. La gente va a detectar esto, y van a tener la impresión de que estás más interesado en ti mismo y tu inteligencia que en la verdad de Dios y sus almas” (Martyn Lloyd-Jones)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer
Hoy conozco a un sólo pastor que visita a sus ovejas y se preocupa por ellas. El Pastor Samuel Concha que está en La Serena Chile. Dios lo bendiga.
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