“Todas estas mujeres hicieron que se pervirtiera su corazón” (1 Reyes 11:3)
Cada vez que leo las ideas de Tomás de Aquino respecto a la mujer, no puedo menos que sonreír, en algunos casos, simplemente suelto la carcajada y pienso: ¿Cómo se puede ser tan inteligente y a la vez tan cerrado de mente? ¿Cómo escribir páginas extraordinarias sobre Dios y a la vez maltratar de esa forma a una criatura creada por la mente divina, como es la mujer?
En una de sus “joyas” misóginas señala que: “Una de las malas consecuencias de la lujuria es la ‘feminización del corazón humano’” (Suma Teológica, II-II q. 83 a. 5 ad 2).
Quiero entender y ser justo con su pensamiento, pero de verdad me cuesta, porque en el fondo, lo que hace es una vez más despreciar y desvalorar a la mujer.
Los “pobres hombres” que desean a una mujer, terminan siendo “feminizados” por ellas, es decir, disminuidos o atrapados. ¡Pobres víctimas!
Lamentablemente, como la tontería no tiene fecha de término muchos varones siguen repitiendo estas ideas hasta el día de hoy. En el versículo que citamos, el escritor del libro de los Reyes señala que “fueron las mujeres” las que pervirtieron la mente de Salomón. ¿A ver? ¿Eso significa que Salomón es inocente? ¿Qué ha quedado a merced de su harem? Eso es simplemente, absurdo. Salomón tomó decisiones, y logró que su mente se pervirtiera, exclusivamente porque él lo permitió. No existe tal cosa como una persona que quede a merced de otra, a menos, que lo permita.
De hecho, Moisés es más ponderado cuando advierte: “Asegúrense de que ningún hombre ni mujer, ni clan ni tribu entre ustedes, aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para ir a adorar a los dioses de esas naciones” (Deuteronomio 29:18). Es decir, no culpa a las mujeres, sino que exhorta tanto a los varones como a las mujeres, a estar atentos para no dejarse atrapar. Así que simplemente, el dejarse “atrapar” es necio.
En una de sus “joyas” misóginas señala que: “Una de las malas consecuencias de la lujuria es la ‘feminización del corazón humano’” (Suma Teológica, II-II q. 83 a. 5 ad 2).
Quiero entender y ser justo con su pensamiento, pero de verdad me cuesta, porque en el fondo, lo que hace es una vez más despreciar y desvalorar a la mujer.
Los “pobres hombres” que desean a una mujer, terminan siendo “feminizados” por ellas, es decir, disminuidos o atrapados. ¡Pobres víctimas!
Lamentablemente, como la tontería no tiene fecha de término muchos varones siguen repitiendo estas ideas hasta el día de hoy. En el versículo que citamos, el escritor del libro de los Reyes señala que “fueron las mujeres” las que pervirtieron la mente de Salomón. ¿A ver? ¿Eso significa que Salomón es inocente? ¿Qué ha quedado a merced de su harem? Eso es simplemente, absurdo. Salomón tomó decisiones, y logró que su mente se pervirtiera, exclusivamente porque él lo permitió. No existe tal cosa como una persona que quede a merced de otra, a menos, que lo permita.
De hecho, Moisés es más ponderado cuando advierte: “Asegúrense de que ningún hombre ni mujer, ni clan ni tribu entre ustedes, aparte hoy su corazón del Señor nuestro Dios para ir a adorar a los dioses de esas naciones” (Deuteronomio 29:18). Es decir, no culpa a las mujeres, sino que exhorta tanto a los varones como a las mujeres, a estar atentos para no dejarse atrapar. Así que simplemente, el dejarse “atrapar” es necio.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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