“Y encontré algo más amargo que la muerte: a la mujer que es una trampa, que por corazón tiene una red y por brazos tiene cadenas. Quien agrada a Dios se librará de ella, pero el pecador caerá en sus redes” (Eclesiastés 7:26)
Si, aunque usted no lo crea, este versículo está en la Biblia y lo escribió el mismísimo Salomón, el que supuestamente fue el “más sabio de la tierra”, pero en estas líneas demuestra ser simplemente, un necio, arrogante y resentido.
¿Qué le pasó a Salomón con las mujeres? ¡Claro que se enredó! Hizo alianzas políticas con otros países y como se estilaba en esa época, para sellar el pacto tenía que casarse con alguna princesa extranjera, para de esa forma, asegurar que el compromiso que hacía era serio. Sabemos en qué terminó la historia, y cómo fueron de amargos los últimos años de la vida de este rey, pero no por algo que Dios le había pedido, sino simplemente, por haberse enredado solo en algo absurdo.
Pero, ¿se imaginan cuántos sermónes se han predicado de este versículo? ¿Cuántas mujeres se han sentido humilladas, intimidadas y flageladas por estas palabras, que en bocas de sexistas y manipuladores deben haber sido como flechas lacerantes?
Martín Lutero, el paladín de la Reforma, el hombre que se enfrentó a un imperio y no dudó en pararse frente al emperador para defender su conciencia, fue hijo de su tiempo: Misógino, sexista, androcéntrico y violento con las mujeres a quienes siempre consideró seres humanos de segunda categoría. Tal como Salomón tenía el peor concepto de ellas, en una de sus frases citadas por machistas como él dice: “Las niñas empiezan a caminar y a hablar antes que los niños porque la maleza crece siempre más rápido que las buenas semillas”. Pensar que alguna vez, en pleno siglo veintiuno, escuché a un “buen hermano” de iglesia repetir esta tontería.
Si no entendemos que varones y mujeres son imagen de Dios, sin superioridad de uno sobre otro, sino que ambos agentes de salvación o perdición, dependiendo de las decisiones que tomen, nunca lograremos comprender lo que Dios pensó para su creación.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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