Una cuestión de derecho


“¡Ni pensar que Dios cometa injusticias! ¡El Todopoderoso no pervierte el derecho!” (Job 34:12)

En la historia de la ética y el derecho, ha sido difícil entender que todas las personas deberían gozar de los mismos derechos, iguales ante la ley, vivir bajo principios éticos universales, muchas sangre ha costado que esa idea se convierta en un concepto aceptable por todos.

En el mundo griego, aunque grandes filósofos como Platón y Aristóteles, se explayaron en lo correcto y en la virtud, en su mente todo eso era aplicable para los ciudadanos, en dicho concepto quedaban afuera los esclavos y las mujeres, que no eran sujetos de derecho.

Esa idea se mantuvo en la Edad Media, donde los no creyentes, los extranjeros y las mujeres, no gozaban de los mismos derechos que los hombres libres. Ni siquiera la Revolución Francesa logró transformar completamente el asunto, y la emancipación de muchas naciones siempre fue parcial. Sólo en el siglo XX se comenzó a hablar de la “universalidad de los derechos humanos”, aplicable a todos sin distingo de raza, religión ni sexo.

El premio Nobel de la Paz 2003, Shirin Ebadi lo expresa diciendo: “La Declaración Universal es necesaria universalmente, es aplicable tanto a Oriente como a Occidente. Es compatible con cualquier fe y con cualquier religión. El no respetar nuestros derechos humanos pone en riesgo nuestra humanidad”.3

Cuesta creer que han existido vastos períodos de la historia donde las mujeres no han sido consideradas sujeto de derecho. La universalidad de los derecho, simplemente, es algo nuevo en la historia, diríamos que es algo que ocurrió ayer, aunque en muchos lugares, esto es sólo una teoría en el papel y sin mayor impacto en la vida de las mujeres.

Dios es Dios de justicia. No hay opción para la relativización de los derechos. Cuando somos creyentes, tenemos que aceptar, que todos, incluidas las mujeres, tienen los mismos derechos que cualquier otro ser humano. Sin esta resolución, no hay justicia.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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