Una mujer sabia


“Pero una mujer sabia de la ciudad llamó a Joab y le dijo” (2 Samuel 20:16 NTV)

El aporte de Martín Lutero a la cristiandad es innegable, su rebelión en contra de las indulgencias y de la compra de perdón lo llevó finalmente a replantearse todo lo que conocía hasta el momento, publicó sus conclusiones y con Él se gestó La Reforma, como el movimiento más importante que ha surgido en el cristianismo después de los cambios que introdujo Constantino. Le debemos mucho a su mente inspirada, no obstante, fue hijo de su tiempo. En lo que respecta a la mujer pensaba de manera idéntica a su generación.

En uno de sus libros escribió: “No hay manto ni saya que peor siente a la mujer o a la doncella que el querer ser sabia”. Con dicho pensamiento sepultó por siglos las aspiraciones de miles de mujeres que tenían hambre de saber y anhelaban poder aprender. La lucha para el acceso a la educación y la capacitación, en las mujeres, fue ardua y no excenta de problemas, con mártires incluidas, debido a la represión tozuda de muchos varones que veían en toda mujer que quería aprender una amenaza su estilo de vida.

Sin embargo, estos hombres, supuestamente doctos, olvidaron o no quisieron aceptar que Pablo comisionó a mujeres para que enseñaran a otras y que una mujer asumió como discípula de Jesús incluso sentándose a sus pies para aprender, ni aún su hermana Marta entendió que María, su hermana, quisiera aprender y no atender los deberes de la casa.

Muchos varones contemporáneos estarían contentos si pudieran ver a las mujeres circunscritas exclusivamente al ámbito de las labores domésticas y al servicio de los varones. Pero, dicho concepto, no sólo es atentatorio para alguien creado a imagen de Dios, sino que olvida el principio de la colaboración que entiende que ambos, varón y mujeres, deben colaborar juntos, en la vida y en todo lo que realizan.

La Biblia establece el principio de la ayuda mutua, que supone que ambos, varón y mujer colaboran en todo. Eso es lo único válido.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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