Amor incondicional


“Tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman” (Deuteronomio 7:9)

Uno de los argumentos que se usa habitualmente para intentar convencer a algunas personas para que se mantengan en relaciones abusivas es que Dios nos ha dado ejemplo de amor incondicional. Él nos sigue amando pese a todo lo que hacemos. Su amor es inconmensurable.


El problema de este argumento es que pone al ser humano en la misma dimensión divina. Dios es perfecto, absolutamente. Dios es capaz de interactuar con abusivos, asesinos, violentos y agresivos, sin ser dañado, precisamente porque es Dios.

Por otro lado, Dios ama, si, de manera incondicional. Sin embargo, eso no significa que acepte las conductas de sus hijos que ama. Al contrario, él mismo ha establecido que ciertas personas que no mudan con la ayuda de Dios sus conductas, no podrán ser parte de los redimidos (1 Corintios 6:9). Eso significa, que aún el amor de Dios tiene límites. Si así no fuera, esas personas serían salvadas, pese a la obcecación de su conducta errada.

Sin embargo, hay otra dimensión que no suele hablarse. Dios nos ama incondicionalmente, pero ese mismo Dios no puede tener contacto con quienes vez tras vez transgreden lo que él señala. Visto así, el amor no implica aceptar la mala conducta ni la violencia.

Moisés, inspirado por Dios escribió: “No divulgues informes falsos. No te hagas cómplice del malvado ni apoyes los testimonios del violento” (Éxodo 23:1). ¿Significa que Dios nos invita a dejar de amar al agresor? No, absolutamente no, pero nos pide que no nos hagamos cómplices y una forma de complicidad es quedarse al lado de quien no desea cambiar.

El salmista es aún más drástico: “Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece” (Salmo 11:5). Evidentemente está usando un giro poético porque Dios es incapaz de aborrecer, pero si de rechazar dicha conducta.

Se puede amar a un violento, si, sin duda. Es sano permanecer a su lado, no. El amor incondicional es exclusiva prerrogativa divina. Los humanos somos frágiles y los amores tóxicos nos dañan, a veces, de manera irreparable.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.