Dignidad


“Se llevan como viento mi dignidad” (Job 30:15)

Había sido humillada de todas las formas imaginables. Golpeada, insultada, violada, y maltratada de miles de maneras se negaba a abandonar a su marido porque según su premisa, se había “casado para toda la vida”. La única vez que se atrevió a hablar con un líder religioso el hombre fue claro en decirle que si abandonaba a su esposo estaría transgrediendo el principio bíblico de la indisolubilidad del matrimonio.

La primera vez que conversamos traía un feo moretón en la cara que intentaba esconder con su mano. Le pregunté directamente: ¿Por qué se queda? Con un hilo de voz y los ojos anegados de lágrimas me dijo:

—No quiero perderme, al menos me queda la esperanza del cielo.

Me quedé en silencio midiendo las palabras que la iba a decir. Por largo rato le hice ver que en ninguna parte de la Biblia decía que abandonar a un esposo abusivo era razón de perdición, al contrario, las heridas físicas y emocionales que tenía, la podrían llevar eventualmente a alejarse de Dios y ser obligada por las circunstancias a convertirse en una persona incrédula. Luego de mucha ayuda, terapia y consejería, abandonó al esposo. Pasó años con psicoterapia y tratamiento para superar los traumas que quedaron en su vida, al igual que sus hijos.

No tengo idea quién inventó el concepto macabro de que el matrimonio debe mantenerse a todo lugar, esa idea es falsa, no sólo porque pone a las víctimas en una situación de culpabilidad, sino porque crea las condiciones para más abuso. El matrimonio es un pacto, donde dos partes hacen un acuerdo de convivencia pacífica basada en el amor, el respeto y la bondad.

Cuando alguien agrede y maltrata, no sólo rompe el pacto, sino que irrespeta la dignidad de quien debería amar. La violencia no es tolerable desde ningún punto de vista. Dios no avala ningún acto violento, por mucho que los instigadores de malas prácticas pretendan justificar sus malas acciones con versículos de la Biblia. Cuando el pacto es roto por una parte, la parte agredida o maltratada no tiene ninguna obligación más con quien no cumplió su compromiso de amor. La sanidad física y emocional sólo es posible cuando la víctima se aleja de su victimario, no antes.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
LAZOS DE AMOR

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