“Será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y mediante arbitrio” (Éxodo 21:22)
Cambian los idiomas, los escenarios, las razas, las geografías, pero el fenómeno tiene características similares. Los varones machistas están acostumbrados a ser el centro de atención de las mujeres, creen que ellas están allí para “atenderlo, escucharlo, festejarlo, apoyarlo y obedecerlo, recogiendo el desorden y reparando los desperfectos que vaya dejando a su paso” (Castañeda, 2007). No se les ocurre pensar que ellos están para colaborar, acompañar, ayudar, limpiar, ordenar, y vivir una vida de complementaridad con la mujer, en sus reducidas comprensiones, dicho concepto no entra. Los “roles” que con tanto celo defienden, en realidad, perpetúan la comodidad, el abuso y la conformidad.
Lo dramático de todo este escenario aberrante de dominación y dependencia, de arbitrariedad y sumisión, de conformidad y desconsideración, es que algunos varones y también, lamentablemente, mujeres, lo encuentran lo más normal del mundo. Incluso, entre cristianos se lo cataloga como invención divina.
¿Puede Dios, que es justo, crear un sistema de vida injusto? ¿Es posible que Dios, que se manifiesta como un Dios que no hace acepción de personas, crear a las mujeres, discriminadas desde nacimiento? Algo muy torcido hay en la mente de algunas personas que suponen que dicho paradigma que fomenta la discriminación, la jerarquía, la infantilización permanente de la mujer y el sometimiento unilateral de ella, sea creado por un Dios que precisamente dice odiar la violencia (Salmo 11:5) y rechazar la injusticia (Habacuc 2:12).
Lo cierto es que las diferentes culturas, lo único que han hecho es crear un sistema opresivo para una parte de la humanidad, las mujeres, y han pretendido darle un carácter santo a algo que no lo tiene. Dios creó varones y mujeres para que interactuaran en armonía y sabiendo que ambos han sido creados a su imagen y semejanza. Cuando el amor de Dios mora en el corazón de un hombre convertido a Dios, entonces, no puede admitir como válido un modelo de vida que es por esencia injusto y violento.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: LAZOS DE AMOR
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