No es sacramento


“Y entré en pacto contigo, dijo el Señor DIOS, y fuiste mía” (Ezequiel 16:8)

El catolicismo medieval inventó el dogma del matrimonio sacramental. Muchos estudiosos de la Biblia, paradojalmente, siguen transmitiendo la misma idea, sin tener ninguna bases escritural, simplemente, por tradición, aún cuando la Biblia habla de “pacto” no de sacramento.

Desde los primeros comentaristas de la Biblia, y por influencia de una cultura con muchos conflictos sexuales, la sexualidad fue vista con sospecha. De hecho, los primeros escritores cristianos importantes (no necesariamente por el contenido, sino por el impacto), como Agustín de Hipona y luego Tomás de Aquino, miraron la sexualidad sólo en términos de procreación y como un “mal necesario” para la supervivencia de la especie. De hecho, durante siglos se restringió la sexualidad exclusivamente al ámbito de la procreación y se reprimió cualquier conducta sexual que tuviera un fin placentero. No es extraño por ejemplo, que Agustín de Hipona hable de “adulterio con la esposa” y Tomás de Aquino mencione “la fornicación marital”, ideas extrañas para el mundo hebreo que siempre vio la sexualidad en términos saludables, placenteros y como una bendición divina.

No son extrañas estas ideas medievales que hicieron una simbiosis entre pensamiento griego y conceptos cristianos, porque fiel a una visión dualista de la realidad, sospechaban de todo lo corporal, porque en su mentalidad lo material era una degradación de lo ideal. De allí, por ejemplo, que en la educación medieval se enseñó sobre la “superioridad” de las actividades intelectuales, en desmedro de la “inferioridad” de las labores manuales.

Por esa razón, se creó una idea extraña a la Biblia. El matrimonio concedía méritos de salvación, porque hacía sagrado algo que fuera del matrimonio tenía un carácter malvado. La relación sexual, exclusivamente con fines procreativos, se convertía en un mal santificado por Dios para hacer que sobreviviera la raza humana. Quien se casaba recibía el “sacramento” del matrimonio que lo habilitaba con méritos para ser salvo. Fuera del estado matrimonial, no era posible conseguir méritos. Era salvación por obras, que desconocía a Jesucristo como salvador. De allí que fue necesario crear el dogma de la indisolubilidad del matrimonio. Negar dicha idea, sería admitir un error doctrinal, por eso se persisten en dicha doctrina.

Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
LAZOS DE AMOR

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