“Libra mi alma, oh Jehová, del labio mentiroso, y de la lengua fraudulenta” (Salmo 120:2)
Es una constante en el libro de Salmos la referencia continua a la lengua y sus efectos malsanos. En muchos pasajes se hace referencia a los mentirosos, a los difamadores, a los calumniadores y las graves consecuencias que acarrea para las personas el que algunas personas se sientan en libertad de expandir rumores, chismes y sospechas sobre la vida de otras personas.
A menudo se piensa que el homicidio está relacionado exclusivamente con quitarle la vida a otra persona, pero, no es lo que presenta la Biblia. Hoy día se habla de “asesinato virtual”, especialmente por el uso de las redes sociales en la Internet y de cómo los troles se dan el gusto de expandir rumores, memes y chismes que arrojan sombras sobre la reputación de las demás personas. Pero, el concepto no es nuevo, en el Sermón del Monte Jesús habló del asesinato no físico cuando alguien agrede con palabras a otra persona.
“Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: ‘No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal’. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno” (Mateo 5:21-22).
Jesús pone el enojo, el insulto y la maldición en el mismo nivel que el asesinato. Así de grave ve Dios el utilizar la lengua para agredir o maltratar a otra persona.
El salmista clama a Dios para que lo libres de la lengua de los mentirosos y fraudulentos, de quienes no tienen empacho en difundir rumores, sospechas e infamias de otras personas.
Es cómico este asunto. Muchos no dudan en difundir chismes sobre la vida de otra persona, pero reacciona airados y heridos cuando a ellos les ocurre lo mismo. Eso no es justo. Si no queremos que a nosotros nos hagan algo que está mal, entonces, debemos cuidar qué decimos y cómo lo hacemos, de otro modo, no estamos libres. Todo el que habla mal de otra persona se expone a lo mismo, siempre.
Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: SALMOS DE VIDA
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