Ganar en justicia


“Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia” (Proverbios 16:8)

Probablemente el deporte más popular del mundo sea el fútbol. Reúne a millones de personas para observar una final o un partido especialmente disputado cuando hay rivales clásicos o históricos. Sin embargo, también este deporte es una muestra de lo que es la naturaleza humana, de sus flaquezas y de sus riquezas.

Suelo decirle a las chicas que cuando quieran conocer a alguien de verdad, especialmente si están pensando en tener novios, vaya a verlos jugar al fútbol. Allí aparece todo, los envidiosos, los violentos, los fanáticos, los leales, los que actúan de buena y mala fe, los pillos, los de buena intención, todo se revela en el juego, porque al ser un juego, las personas dejan de fingir y se comportan como realmente son.

Por eso en el fútbol mundial hemos tenido una simulación descarada que un sin vergüenza le llamó “la mano de Dios”, mordidas a mansalva, golpes, actitudes antideportivas como engañar al arbitro, y un sin fin de situaciones que no nos dejan bien parados como humanos. Algunos celebran dichas situaciones como “viveza”, pero no son más que una muestra de la naturaleza torcida del ser humano.
En este contexto es digno de destacar lo que sucedió en Alemania, en marzo de 2014. Era un partido entre el Werder Bremen y el Nüremberg, Aaron Hunt, jugador del Bremen, se tropezó y cayó dentro del área rival, el árbitro pensó que había sido una falta y sin dudarlo sancionó un penal. En cualquier otra situación los jugadores a los que se falló a favor, habrían reaccionado alegres porque eso les habría asegurado un punto. Sin embargo, Hunt, el jugador que se había caído al ver la acción del juez, se le acercó y le pidió que retractara la decisión, avisándole que no había sido falta. Su rivales y compañeros le aplaudieron y le dieron la mano. A diferencia de la “mano de Dios” que es una vergüenza para el deporte mundial, la acción de Hunt quedará como una señal de buen juego y de actuar correcto.

Cuesta tan poco actuar de manera correcta, pero a muchas personas les duele en el alma cuando se obra bien, seguramente algunas personas del equipo de Hunt estarán pensando que no actuó con viveza. La vida no se juega con engaños. Los que obran mal siempre terminan mal. Es una lección que algunos no aprenden ni siquiera con las evidencias.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos

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