“El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo” (Deuteronomio 28:13)
Cualquiera que haga una búsqueda en la Internet sabe lo obvio, las primeras búsquedas que se posicionan tienen más opciones de ser vistas que las que están en otra posición. Las empresas crean algoritmos y estrategias para intentar que el motor de búsqueda más importante del mundo ubique su sitio en los primeros lugares. Existe incluso una palabra para eso que “googlear”, que es un derivado del sitio más famoso de internet: Google.
De hecho, muchos especialistas sostienen que la historia de la red se divide en dos partes, el antes y después de Google. Pocos saben que los creadores de este motor de búsqueda fueron dos jóvenes estudiantes, Larry Page y Sergey Brin quienes no sabían que su invento iba a revolucionar la forma en que se piensa internet, de hecho Google es sinónimo de Internet, y para muchos este buscador es la interfaz para acceder a un mundo de conocimiento e información único.
En 1996 Larry Page tenía 23 años y tenía el sueño de hacer algo para que la inmensa cantidad de información que ya había en Internet fuera más accesible. Cuenta que tomó un lapicero y empezó a escribir las ideas que tenía y pasó la mitad de la noche haciendo bosquejos y convenciéndose que era posible hacerlo. Buscó a su compañero de clases Sergey Brin, y el resto es historia.
Google con el tiempo dejó de ser solo un gran buscador para convertirse en una de las empresas más importantes de la era Internet. Han desarrollado múltiples productos que abarcan desde aplicaciones web y herramientas empresariales hasta software y conectividad móvil.
Cuando contaron su idea, algunos se rieron en su cara. Como siempre ocurre, los que no sueñan desaniman a los que tienen ideas. El secreto está en seguir pese a la actitud negativa de quienes están a nuestro lado. Cuando veo a cristianos creyendo la mentira de que para ser un buen seguidor de Cristo hay que ser pobre y mísero, no sólo me molesta, también entiendo que el enemigo de Dios ha logrado convencer a muchos que no es posible tener sueños, lo que es contrario a lo que Dios quiere. Dios desea que seamos cabeza, no cola. Primeros y no últimos.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: Superando obstáculos
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