“El levita tomó a su concubina y la echó a la calle” (Jueces 19:25)
Me ha costado mucho entender la pertinencia de ciertos pasajes bíblicos, Jueces 19 es uno de ellos, un verdadero capítulo de terror, donde la crueldad, el egoísmo y el narcisismo son el tema central. La mujer, cuyo nombre no se registra, es la víctima de todo un contexto cultural de maldad, empezando por su padre, siguiendo por su marido y terminando con un completo extraño que no duda en ofrecerla como festín lascivo para un grupo de degenerados. Al final, el marido, un narcisista cruel y frío, la lanza a la turba y deja que éstos la maltraten hasta dejarla casi sin vida.
En todos los años que he trabajado como orientador familiar, lo más difícil ha sido lidiar con los narcisistas. Su crueldad es inexplicable. Tratan a sus esposas como apéndices de sí mismos. Les interesa un comino el bienestar de ellas. Todo gira en torno a ellos. Si sus esposas necesitan algo, es secundario, lo que interesa es su imagen y que ellos se sientan bien. Me he compadecido muchas veces de mujeres que eligieron a individuos que las conquistaron con su simpatía, manipulación y galantería, típico de narcisistas que no escatiman esfuerzos para lograr sus objetivos. Eso, hasta que se sacan la máscara en sus vínculos más íntimos, allí donde no tienen nada que esconder, y muestran su verdadera cara, la de un insensible que no le interesa para nada los sentimientos ajenos ni menos lo que pudieran sentir o desear sus esposas.
El narcisismo ha sido caracterizado como una pérdida de valores humanos, lo que los lleva a no tener el más mínimo interés en su entorno, en la calidad de vida de los demás, a menos claro, que eso signifique mejorar su propia imagen. ¿Les parece conocida esta descripción?
“La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad” (Mary Anne Evans)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer
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