“Ya le pedirán auxilio al Señor, pero él no les responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo” (Miqueas 3:4)
Es desconcertante leer algunos párrafos de los profetas, especialmente del Antiguo Testamento. Suelen ser cortantes, drásticos y hasta crueles en algunas de sus declaraciones, es evidente que son parte de una cultura no dada a las medias tintas y con una actitud muy poco tolerante con situaciones discordantes con la moral y la ética, tal como la entendían de Dios.
Miqueas, en particular, que suele hacer una presentación extraordinaria del Mesías, no duda en denunciar las atrocidades que se hacían en ese tiempo a nombre de Dios. Lo que más le molesta al profeta es precisamente que quienes deberían llevar la batuta de la dirección moral del pueblo, son en muchos sentidos los más depravados y corruptos.
Lo que es un hecho no sólo en tiempos de Miqueas, sino a lo largo de la historia, es que muchos religiosos suelen tener una pésima memoria de sus actos y no dudan en acercarse a Dios en momentos de angustia aún cuando han cometido atrocidades en el pasado, es como si estuvieran desconectados de la verdadera piedad y la lógica del evangelio.
En ese contexto están las palabras de la reflexión de hoy día. “Ya le pedirán auxilio al Señor, pero él no les responderá; esconderá de ellos su rostro porque hicieron lo malo” (Miqueas 3:4). Si todos hemos pecado y cometido errores, ¿cómo se entiende esta advertencia? Es un llamado de atención a los líderes del pueblo, a quienes están llamados a dirigir a las personas a la verdad y a la piedad verdadera. Cuando un líder comete el error de ir contra hijos de Dios, entonces, la drasticidad de Dios es mayor, es lo que intenta recordarles y recordarnos Miqueas, Dios no pasa por alto lo que los líderes hacen contra su propio pueblo.
"Tu influencia no se mide por la cantidad de seguidores que tengas, sino por la cantidad de personas que tu liderazgo inspire" (Neema Namadamu)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer
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