Más que los rubíes


“¡Para qué mencionar el coral y el jaspe! ¡La sabiduría vale más que los rubíes!” (Job 28:18)

Suele hablarse mucho del “sentido común”, sin embargo, es el sentido menos común, porque muchas personas simplemente, no se les ocurre actuar de manera atinada, eso hace necesario que en algunos momentos se dicten normas o reglamentos, para intentar ponerle límites a quienes no tienen la sabiduría para hacerlo.

Leyendo el libro de Karen Jo Torjesen, Cuando las mujeres eran sacerdotes, me quedo sorprendido con un dato histórico. Los primeros cristianos tuvieron que normar el hospedaje y recibimiento de los predicadores itinerantes que al igual que Pablo andaban por diferentes lugares compartiendo el evangelio, a veces nos quedamos con la idea de que sólo Pablo estaba en la tarea de la evangelización, lo que no es cierto. Una norma de la Didakhé señala que:

“Acoged a todo profeta a su llegada, como si fuera el Señor. Pero no deberá quedarse más de un día. En caso de necesidad, sin embargo, podrá quedarse también el día siguiente. Si se queda tres días, es un falso profeta. A su partida, un apóstol no deberá aceptar nada, salvo el alimento suficiente para llegar hasta su próximo alojamiento. Si pide dinero, es un falso profeta” (Torjesen, 1993:39).

Al leerlo no pude dejar de esbozar una sonrisa al pensar en los tele evangelistas y en los “misioneros” que han hecho del vivir en casa ajena todo un “apostolado”. Probablemente por esa razón Pablo procuró no ser gravoso a nadie y fue un líder de autosustento. Hacía carpas para vivir y predicaba el evangelio como misión de vida. Muchos líderes cristianos de hoy deberían aprender de la sencillez de los primeros líderes del cristianismo y de sus normas de sentido común.

“Sabiduría no es destruir ídolos, sino no crearlos nunca” (Umberto Eco)


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer

#MiguelÁngelNúñez  #Devocionmatinal  #Reflexiones
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