Renuncia

“—Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20)

Jesús fue el claro ejemplo del tipo de liderazgo de servicio que había que ofrecer. Muchos de los líderes de la iglesia cristiana a lo largo de los siglos han sido coherentes con el mensaje de Cristo. De hecho, no existió ni la jerarquización ni el enriquecimiento del clero sino hasta pasado el siglo III.

A lo largo de la historia grandes hombres y mujeres han demostrado en su vida ser fieles al mandado de abnegación que el liderazgo cristiano exige.

Avergüenza saber que muchos líderes cristianos se han enriquecido a costa de la predicación del evangelio o de la manipulación de los fieles con sus medias verdades y enseñanzas torcidas.

Cristo no vino a buscar seguidores ni a demandar pleitecía ni reverencia. Jesús vino a servir. Su vida fue mediada y caracterizada por el servicio desinteresado. No buscó bienes de este mundo. Su mayor alegría fue ver a quienes lograban salir de la oscuridad de la ignorancia y la penumbra de la desesperanza para encontrarse con el verdadero Dios que había sido ocultado entre normas, liturgias y un clero corrupto que había perdido el rumbo.

La tónica de Jesús fue la abnegación y el sacrificio, porque amaba, porque entendía que no había ninguna otra forma para llegar al corazón de los perdidos y penitentes que clamaban por paz y esperanza. No hay otro modelo para los líderes cristianos y si alguien propone otra cosa, eso es señal ineludible de que su liderazgo no lo dirige Dios.

“El amor se goza en la abnegación y el sacrificio” (François-René de Chateaubriand)

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito Reflexiones al amanecer

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