“No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él” (1 Timoteo 2:12)
Encontrar argumentos para discriminar a la mujer no faltan, y aparentemente, Pablo facilita esta situación al proponer textos conflictivos que estudiados fuera de contexto dan a entender una cosa diferente de lo que enseño Jesús con su ejemplo y el mismo apóstol con sus acciones.
El argumento que se usa, con supuesta base bíblica es que la mujer fue engañada no el varón. Supuestamente Adán “peco muy consciente de la magnitud del pecado que estaba cometiendo voluntariamente. Eva, por otra parte, fue completamente engañada” (Culver, 2005:44). Eso implica que sólo uno de los dos se dejó engañar: Eva. Culver cita a Bengel que señala frente a este hecho que “el engaño indica una habilidad inferior en la comprensión, y por esa limitación a la mujer no se le permite enseñar” (Ibid.)
Esta idea repetida hasta la saciedad, en el pasado y, lamentablemente, también en el presente ha servido como excusa para dejar a la mujer fuera de las universidades, de la política, de liderazgo en las empresas y en las iglesias. Supuestamente, no estaría en las mismas condiciones cognitivas que el varón y por lo tanto, en condiciones inferiores para poder enseñar, dirigir o liderar.
La ciencia ha mostrado con creces la falsedad de esta postura. Las diferencias entre las personas no están marcadas necesariamente por el género sino por las condiciones de vida que han tenido, las oportunidades educativas, y las posibilidades innatas heredadas. Ser mujer o varón es un accidente, no un condicionate que sirva para discriminar a las personas. Cuando se lo utiliza como argumento de discriminación es una forma burda y absurda de utilizar la Biblia y los prejuicios.
Dios siguió tratando a través de la historia a varones y mujeres como personas inteligentes capaces de entender el mensaje divino. Es cosa de observar a Cristo, nunca trató a la mujer de la forma en que eran tratadas en su tiempo, infantilizándolas y tratándolas como eternas menores de edad. Jesús nunca dudo de sus capacidades.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado
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