El acto de esconderse


“Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios el Señor andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera” (Génesis 3:8)


Este versículo describe una situación absurda y trágica a la vez. Absurda porque intentar esconderse de Dios es lo último de la irracionalidad, es olvidar o no entender la omnipresencia de Dios, pero a la vez es trágico porque describe la situación mental de la humanidad: Ante lo evidente, intentar esconderse.

Los seres humanos no han dejado de hacerlo desde ese fatídico día. Esa búsqueda incesante de escapar a las consecuencias de sus acciones, una forma absurda de vivir sin dar la cara, escondiéndose y buscando excusas para vivir.

La raza humana ese día tomó una decisión que lo ha perseguido hasta el día de hoy.

Pero es imposible esconderse de Dios. No sólo por su omnipotencia, sino por su gracia.

Dios es redención. Busca por todos los medios posibles encontrar la forma de asegurarle a sus hijos que están seguros en su presencia, que no es posible escapar a su amor.

Lo trágico es que por siglos el mensaje que ha recibido el ser humano de parte del enemigo de Dios es todo lo contrario. El discurso ha sido: “Tienes que probar que eres bueno”, “no eres capaz”, “no hay nada bueno en ti que pueda ser salvado”, “eres tan malo que Dios no te acepta”, y cientos y miles de conceptos parecidos que repetidos una y otra vez lo único que han logrado es crear seres humanos con complejos de culpa y con una autoestima lesionada por la falsedad.

Dios es Dios de redención. Se goza en nuestra salvación. Busca por todos los medios de asegurarnos de que no hay otro ser que ocupe su mente, como es buscar persuadirnos que se puso todo en riesgo sólo para demostrar su amor hacia la raza humana. Cristo ya vino, Jesús ganó la victoria en la cruz. Lo único que debemos hacer es dejar de huir y escondernos y encontrarnos cara a cara con Él.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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