Rompiendo cadenas


“Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado?” (Lucas 13:16)

Jesús vivió en una época no sólo patriarcal sino llena de violencias reales y simbólicas hacia la mujer. Sus contemporáneos no sólo despreciaban el mundo femenino, sino que actuaban como si las mujeres fueran un mal necesario. Muchos de los escritos de ese tiempo hablan de sometimiento, violencia real y formas para obligar a la mujer a someterse lo que se consideraba el orden natural.

Lo impactante es que no se observa el más mínimo gesto sexista o patriarcal en Jesucristo, al contrario, su vida está marcada por una actitud de bondad, y la comprensión de que la mujer tiene los mismos derechos que el varón, cuestión que constituía una revolución en esa época.

Como dice el escritor Claudio Gancho “esa visión serena, cercana y comprensiva que Jesús tiene de las mujeres en medio de una sociedad marcadamente patriarcal como era la judaica del siglo I” debería convertirse en un “exponente paradigmático” (Gancho, 2000:167), sin embargo, la realidad es otra, aún después de 2000 años, aún muchos llamados “cristianos” no captan el mensaje que les dio su Maestro.

Por ejemplo, en el versículo que encabeza esta meditación Jesús llama a la mujer que sana en día sábado: “Hija de Abraham”. Seguramente algún judío que escuchó debe haber rasgado vestiduras al escuchar dicha afirmación. En tiempos de Cristo sólo los varones eran considerados “hijos de Abraham”, las mujeres, simplemente, sólo podían tener algún mérito si eran amparadas por algún judío piadoso, de otro modo, no tenían ninguna oportunidad ni de inclusión o de salvación.

Jesús, en una sola frase, tira por tierra toda esa tradición rabínica que había nacido en una interpretación torcida de las Escrituras. Cristo no vino a dejar las cosas tal como estaban y como algunos quieren que queden. Él vino a hacer una revolución y a sacarnos de la zona de confort para atrevernos a pensar distinto.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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