La evidencia bíblica


“¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20 RV60)


Pretender que la Biblia hable de todos los temas, es simplemente, un absurdo. Hay una inmensa cantidad de conceptos, ideas y temáticas que las Escrituras no abordan.

Por ejemplo, la Biblia no habla de “derechos humanos”, tal como los entendemos en la actualidad. Es posible, deducir a partir de ella una serie de principios aplicables al derecho, como la libertad, la defensa de la vida (aunque hay muchos casos bíblicos donde se da la situación exactamente contraria), conciencia individual, respeto a la privacidad, etc., pero, en muchos casos, son ejemplos tangenciales, porque no hay un pronunciamiento claro.

Tampoco la Biblia sostiene principios científicos que hoy son comunes a la mayoría de las personas, simplemente porque el énfasis es otro. No es un libro de historia, ni de geografía, ni de teoría de la educación, etc.

Por esa misma razón, sostener que la Biblia habla exactamente sobre la relación varón y mujer es introducir un sesgo en la Escritura. Es cierto que se menciona sobre la mujer y el varón, pero la mayoría de los incidentes son más bien anti ejemplo porque corresponden a culturas donde la mujer es subsidiaria del varón y sin derechos como los que se defienden en la actualidad.

No hay más de cuatro o cinco versículos que han sido una y otra vez sometidos a escrutinio, los demás, simplemente, no pueden usarse, puesto que corresponden a otro contexto.

Cuando este principio no se entiende se llegan a literalismos que terminan siendo caóticos y sentando precedentes infames para la mujer, porque, tal como lo ha comprobado la historia, la religión cristiana en muchos pasajes de su trayecto desde Jesús, ha hecho exactamente lo contrario que sustentó Cristo. En su nombre se ha discriminado, abusado, maltratado, excluido, manipulado, jerarquizado, y se han realizado múltiples acciones que simplemente se evitarían si miráramos de frente al único referente válido para todo cristiano: Jesús de Nazareth.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Del libro inédito: Ser mujer no es pecado


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