Querer el bien


“Sírvanse unos a otros con amor” (Gálatas 5:13)


Aristóteles en su libro La retórica da una escueta y corta definición de amor, él filósofo griego señala que “amar es querer el bien para otro en cuanto otro” (Aristóteles, 2002:152). En esta definición clásica el aquinatence señala tres elementos claves: “Querer”, “bien” y “otro”.

Querer. El amor se basa en la voluntad. No es un ejercicio automático que nace en el sentimentalismo romántico sino en la decisión de amar. No se puede mantener una relación estable en el tiempo sólo basados en aspectos externos o efímeros. El amor es querer. Quien opta por amar, elige establecer la diferencia con el ser amado y lo colma de atenciones propias de quien sabe que el amor exige compromiso y elección diaria. “Amamos con todo lo que somos, sabemos, podemos, hacemos y tenemos. Absolutamente con todo. En semejante sentido, amar consiste en volcar nuestro entero ser en apoyo y promoción del ser querido” (Melendo, 2010:319). Quien ama elige amar. No es una redundancia ni una tautología. Sin voluntad no hay amor posible.

Querer el bien. Pero no es querer para egoísmo, sino para procurar el bien del otro. Por esa razón es absolutamente contradictorio y supone un desvarío cuando alguien maltrata y a la vez dice que ama. El amor no causa daño porque el amor busca el bien del ser amado. Se trata de un bien real, objetivo y que efectivamente promueva el bien de la otra persona. Una de las características del amor verdadero es que el amor nos hace más plenos y mejora nuestra vida en todos los sentidos.

Del otro en cuanto otro. Frase que en Aristóteles aparece como una tautología, pero no lo es. Lo que el filósofo propone es que el amor se centra en el otro, no en mi. No va en procura de mi satisfacción personal. Busca y pretende que el otro se complete y se revitalice como otro. Además, hay en esta frase un reconocimiento de la individualidad del otro. No lo amo porque se parezca a mí o sea como yo quiero, sino por lo que es, otra persona. Un individuo distinto, digno, diferente, capaz de estar en el horizonte como un único e irreemplazable. Esa certeza le da al amor una profundidad que ningún sentimiento pasajero puede dar.



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Copyrigh: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
LAZOS DE AMOR

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1 comentario:

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