“¡Tú guías a las naciones de la tierra!” (Salmo 67:4c)
Leer esta declaración y pensar en Adolf Hitler, Iosif Stalin, Benito Mussolini, Heinrich Himmler, Napoleón Bonaparte, Calígula, Nerón, Idi Amin, Atila, Hernán Cortés, Kim II Sung, Rienhard Heydrich, Cesar Borgia, Augusto Pinochet, Robert Mugabe, Than Shwe, Omar Hassan Al Bashir, Gurbanguly Berdimuhamedov, Isaías Afwerki, Islam Karimov, Meles Zenawi, Hu Jintao, Muadar Gaddafi, Bachar El Assad, Idris Déby, Teodoro Obiang Nguema, Hugo Chávez, Blaise Compaoré, Raúl y Fidel Castro, Alexander Likasshenko, Paul Biya, Nicolae Ceausescu, Alfredo Stroessner, Anastasio Somosa, Juan María Bordaberry, Jorge Rafael Videla, Slobodan Milosevic, Francisco Franco, José Efraín Rios Montt, y podríamos seguir hasta llenar cientos de páginas.... Nos hace pensar, ¿qué pasa con la guía de Dios? ¿Será que todos estos oscuros, siniestros, sádicos y crueles individuos fueron puestos por Dios?
Busquen cualquiera de estos nombres en Internet y tendrán una crónica del horror, la crueldad, la maldad encarnada en personas que no dudaron en asesinar a mansalva con tal de ver su poder asentado sobre sangre.
Lo extraño de estos versículos es que si hay personas que creen derechamente que Dios ha puesto a estos siniestros personajes a cargo de sus países, sin darse cuenta que cuando elaboran ese pensamiento absurdo, en el fondo culpan a Dios de todas las atrocidades que estos individuos hicieron.
¿Puede Dios guiar a alguien a la fuerza? La respuesta definitiva es no. Dios desea guiar y orientar, y servir de referente, pero nunca, bajo ninguna razón lo hará de manera forzada o manipulando a las personas.
¿Puede una persona pagana, asesina o disoluta clamar que hace todo eso a nombre de Dios? ¡Pues claro!, si esa es la cuestión. La mayoría de estos personajes nombrados, fueron y son religiosos, muchos de ellos cristianos. Sin embargo, sus acciones, aunque atribuidas a Dios, no lo son. Dios no puede clamar ser justo y un Dios de amor, y hacer las cosas horrendas que estos hombre hicieron. No fue el poder de Dios el que los movió, de ninguna manera.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito:
SALMOS DE VIDA
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