Legado


“No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado” (Salmo 78:4) 


Algunas preguntas acuiciantes, que no dejo de hacérmelas son: ¿Qué Dios le legaremos a nuestros hijos? ¿Qué ideas formarán lo que será su experiencia con lo divino y lo religioso? ¿Qué he hecho para mostrar sanamente a Dios?

No son preguntas que merezcan una respuesta simplista. Dios no se trata de doctrinas, sino de experiencia, por mucho que algunos hayan hecho de la religión doctrinal el centro de sus vidas. Habemos quienes creemos que la verdad que no es vivida, no sirve, aún cuando sea claramente cognitiva.

¿Qué Dios ven nuestros hijos?

Detrás de todos los atentados terroristas y de las grandes debacles producidas por el islamismo extremo, existen ideas tergiversadas de Dios, a la cual se oponen muchos musulmanes que no pueden creer en el Dios que esa ala extrema presenta. ¿De dónde han sacado esas ideas de implacabilidad respecto de Dios? De algún modo, son víctimas de un sistema que ha venido utilizando la religión como una forma de control social, más que como una fórmula que de un buen vivir.

Pero, lo mismo pasa con muchos cristianos. La presencia de Donald Trump, como candidato republicano a la presidencia de los EE.UU., ha puesto en evidencia un cristianismo racista, xenofobo, discriminador, altanero, nacionalista, lleno de odio y desprecio hacia otros, especialmente quienes piensan distinto. Es extraordinariamente extraño que las ideas más extremas proceden de gente que todos los fines de semana asiste, como un devoto y fiel cristiano, a cultos e iglesias, con el fin de adorar a Dios, pero luego salen, y no tienen empacho en maltratar, juzgar, dañar, e incluso ofrecer la muerte a etnias, religiones y personas que no comparten sus criterios de vida.

El Dios que mostramos es el que van a heredar nuestros hijos, como un legado de vida. Si mostramos un Dios severo, implacable, castigador, vengativo y cruel, esa será la idea que nuestros hijos tendrán de la divinidad. No es juego entonces, meditar profundamente en el tipo de Dios que estamos transmitiendo.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: SALMOS DE VIDA 

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