Sin consuelo


“Cuando estoy angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me niego a recibir consuelo” (Salmo 77:2)

La religión de la culpa crea personas que son incapaces de descansar en Dios. Que viven aferradas a su dolor y sufrimiento y se niegan sistemáticamente a recibir el consuelo que Dios ofrece. Creen que para ser buenos cristianos o religiosos, deben castigarse indefinidamente por los problemas que se han ocasionado por el pecado o los males que han hecho a otros. En esos casos, la religión no es una salida, es un veneno que intoxica toda la vida.

La religión tóxica enseña que debes castigarte permanentemente cuando has cometido una falta. No basta con pedir perdón a Dios, debes hacer algo que te produzca sufrimiento y te haga entender lo bajo que has caído y que te ayude a enfrentar el dolor cometido.

En la película La misión el actor Richard Deniro interpreta a un personaje que enceguecido por los celos asesina a su propio hermano. Para escapar a la culpa se hace sacerdote, y como expiación, arrastra permanentemente una gran roca que tiene atada con cadenas a sus pies. De esa manera busca sentir menos culpa por lo que ha hecho.

Hoy no hacemos lo mismo, pero andamos por la vida lamentándonos permanentemente por lo que hemos hecho mal, sin darnos el privilegio de auto perdonarnos. Como el que escribe el Salmo, en su angustia recurre a Dios, eleva sus manos en las noches, pero se niega a recibir consuelo. Ese gran “pero”, hace toda la diferencia. ¿De qué le sirve su Dios si no puede ser consolado? ¿De qué sirve una religión que no libera de la culpa?

Hablando del perdonarse a sí mismo el escritor y psicólogo Walter Riso dice: “Perdonarte a tí mismo no es autocomplaciente o autoindulgente en grado extremo ni tampoco exacerbar tus debilidades para tenerte lástima, es más bien cuidarte y estar seguro de que pese a tus faltas, errores y metidas de pata, podrás comprenderte y aceptarte como eres, sin lacerarte” (Riso, 2015:136).

Muchos religiosos no han aprendido de sus errores y se han quedado estancados en una culpa lacerante que en vez de ayudarlos a salir adelante, los deja emocional y espiritualmente enfermos.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

1 comentario:

  1. El problema a veces es que no te perdonan. Sabés y estás convencido que Dioste perdonó pero los demás te siguen castigando y castigando, con muros de soledad, indiferencia y ausencia. Sos malo merecés estar solo. No entienden que hay que perdonar pues también necesitamos ser perdonados

    ResponderEliminar

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.