Pobre


“Yo soy pobre y estoy necesitado; ¡ven pronto a mí, oh Dios!” (Salmo 70:5)


La pobreza no tiene que ver necesariamente con falta de dinero o recursos económicos. Hay pobres que lo tienen todo y aún así son míseros, menesterosos y necesitados. Hay diferentes tipos de pobreza y aclararlo es el primer paso para buscar soluciones.

Está la pobreza económica, que es la más obvia. Quienes la padecen se ven enfrentandos a la tarea de sobrevivir cada día con recursos mínimos. En algunos lugares esta situación es insostenible y dramática. Sin embargo, hay muchos pobres económicos que lo son por hábitos de vida, por desidia o simplemente, por haber caído en la macabra red del asistencialismo que frena la creatividad y las ganas de salir adelante de una manera diferente. Antiguamente se decía: “No les des pescado, enséñale a pescar”. Creo que eso es falso, es preciso no darles pescado y enseñarles a pescar, pero también hay que educar para vender el pescado sobrante, capitalizar, ahorrar e invertir. Muchos pobres con un poco de educación económica dejan de serlo.

Está la pobreza conceptual que provoca la ignorancia. Las redes sociales han maximizado la falta de cultura y el desarrollo intelectual. Vivimos en un analfabetismo formal impresionante. En muchos sentidos, estamos ante la presencia de una edad oscurantista, porque los que realmente saben son pocos, comparados con la amplia mayoría que es manipulada por informaciones sesgadas, por la prensa amarillista y por la falta de formación. Muchos se jactan de no leer libros y lo hacen creyendo que es una pérdida de tiempo. Se convierten por lo tanto en “opinadores profesionales”, en meros sofistas como dirían los griegos de la época clásica. Leer en las redes sociales y en la internet contemporánea es dar un largo paseo por la ignorancia. Cada persona con un poco de tiempo, un teclado y una conexión a internet, puede sentarse y escribir lo que quiera, ser persuasivo y transmitir su incultura de una manera atroz.

Pobreza económica e intelectual, son dos males de nuestro tiempo. Pero ambos se pueden evitar. Dios puede ayudarnos, pero Dios no es asistencialista ni abre un libro por nosotros. Somos nosotros los que debemos trabajar y nosotros los que debemos estudiar. Esa tarea no la hace Dios en vez de nosotros.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SALMOS DE VIDA 

#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
Comparte en:    Facebook Twitter Google+

0 comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.