Sin ayuda humana


“Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana” (Salmo 60:11) 


El salmo 60 narra una batalla, y como todas está llena de sangre, de muertos, heridos y gente sufriendo. En el fragor de la guerra el salmista clama a Dios sosteniendo que de “nada sirve la ayuda humana”. Evidentemente, dentro de este contexto de guerra y considerando la desesperación de quien ve como sus fuerzas son mermadas por el enemigo.

El problema con este versículo es la frase “de nada sirve la ayuda humana”. Muchos la toman fuera de su contexto y le hacen decir al salmista lo que no dice y presentan una realidad enfermiza y tóxica. He escuchado a más de un cristiano honesto, pero ignorante, decir, sólo debe bastarnos la ayuda de Dios porque de nada sirve lo que otra persona haga por nosotros.

Esa actitud esconde una forma sutil de negación. El salmista está exclamando a partir de su dolor e impotencia. Tomar sus palabras de manera literal y ponerlas en cualquier otro contexto es arriesgarse a torcer las Escrituras, como lamentablemente, muchos terminan haciendo.

Soy pastor, conferenciante, terapeuta y orientador familiar, ayudar a otro es mi objetivo de vida. Si creyera en que este versículo fuera aplicable a cualquier situación entonces, estaría invalidando mi trabajo.

Muchos cristianos se niegan a recibir ayuda “humana” basados en malas interpretaciones bíblicas. No buscan asistencia médica, no son responsables con el cuidado de sus hijos, no piden colaboración experta cuando tienen problemas matrimoniales o familiares, y es un largo etcétera con la vida de muchos buenos cristianos, pero ignorantes.

La verdad es que los seres humanos necesitamos a otros seres humanos. Nadie puede prescindir de sus hermanos. La vida cristiana se caracteriza por ser una “koinonía”, es decir, una comunidad, donde estamos para ayudarnos mutuamente. Cuando eso se pierde, se distorsiona lo que es tal vez la mayor riqueza del cristianismo, su sentido de comunidad. Cuando abrazamos a otra persona, cuando nos damos tiempo para escuchar, hacemos la tarea de Dios encomendada a nosotros.


Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SALMOS DE VIDA 

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