Depender de lo interno


“El que quiera amar la vida y gozar de días felices [...] que busque la paz y la siga” (Salmo 34:12 y 14)

Tenemos dos alternativas, o permitimos que lo externo condicione nuestra existencia o sacamos fuerzas de nuestro interior y aprendemos a mirar la existencia de una manera diferente. ¿Cómo es posible que existan formas de enfrentar la vida que no estén condicionadas por lo externo?

Tuve una amiga que en medio de una enfermedad terminal animaba a otros, no con fe fingida ni con alegría engañosa, sino con una auténtica y noble actitud de vida. Feliz de ser, no de parecer. Sabía que no tenía nada, pero quienes la conocimos sabíamos que tenía todo.

Conocí a un hombre que había perdido a su esposa en un accidente, luego había tenido un contratiempo con su empresa y practicamente había tenido que empezar de nuevo, uno de sus hijos había desarrollado una rara enfermedad que lo hacía padecer dolores extremos, sin embargo, en vez de estar agobiado, él simplemente, vivía cada día con paz y serenidad, la misma que le faltaba a los que lo observaban y no podían comprender cómo aquel hombre podía estar tan tranquilo en medio de situaciones tan opresivas.

Seguramente más de alguno de los que lee esta reflexión conocerá a alguien en condiciones similares. Van por la vida con serenidad aunque su mundo se está viniendo abajo alrededor. Tienen un secreto que pocos son capaces de emular. Han aprendido a sacar fuerzas de su interior y no permitir que lo externo controle su mente y su manera de sentir.

Las frases típicas de quienes hacen depender su felicidad de lo externo suenan más o menos así: “Cuando encuentre otro trabajo todo será distinto”, “si me cambio de casa, mi vida dará un giro”, “un novio me haría la persona más feliz del mundo”, “si mi jefe se muriera o tuviéramos a otros, mi vida cambiaría”, y así sucesivamente. Como si el hecho de cambiar las circunstancias fueran la varita mágica que necesitan para modificar sus vidas.

Lo cierto, es que si cambian de trabajo, casa, novio, jefe, ciudad o lo que sea, seguirán siendo las mismas personas, porque los condicionamientos no están en el exterior sino en su mente, en la manera en que percibe la realidad y cómo interactúan con su medio a partir de lo que fluye desde su mente.

El condicionamiento más importante que existe es la mente. Con ella podemos ver oscuridad o luz, sólo a partir de lo que pensamos.




Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SUPERANDO OBSTÁCULOS


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