Enfocados




“No me pondré como meta nada en que haya perversidad” (Salmo 101:3)

Resulta asombroso cómo tantas personas pueden vivir su vida sin una meta clara. Sin saber hacia dónde van sus vidas. Sobreviven el día a día, con una actitud totalmente ajena a un propósito para sus vidas.

Al contrario, las personas exitosas tienen metas claras y trabajan para que se cumplan. Por esa razón, se ven y se sienten más felices, porque tienen objetivos que cumplir y esos propósitos le dan sentido a sus vidas.

Es una característica común a las personas de éxito el elegir una meta y trabajar por ella sin distraerse en otra cosa que pueda entorpecer su objetivo. Según el psicólogo Jeff Brown, quien ha estudiado a la gente de éxito, las personas que triunfan: “Tienen un gran enfoque, lo que potencia su capacidad para pensar y ejecutar”. En otras palabras, apuntan hacia un blanco claro y preciso, y eso guía sus vidas.

Para que eso sea posible, es fundamental establecer prioridades. Si tenemos una meta, no podemos distraernos en cuestiones secundarias que nos puedan apartar de nuestro objetivo. Los dispersos, los que dejan pasar los días sin saber hacia dónde ir, terminan frustrados y con la sensación de no haber logrado nada.

Suelo cortarme el pelo en una peluquería dirigida por dos hermanos gemelos. Ambos, anhelaron convertirse en barberos y peluqueros, pero aspiraron alto, primero, trabajaron duro para estudiar en una academia prestigiosa, luego, buscaron una ciudad donde pudieran tener una oportunidad, descubrieron un pueblo cercano donde los dos peluqueros pronto se jubilarían. Decidieron instalar la peluquería allí, en una calle que no es muy concurrida, pero eligieron hacer el mejor trabajo. Para ir a su peluquería hoy, hay que pedir turno, de otro modo, es difícil que puedan atenderte. Pero, su fama ya se propagó, vienen gente de ciudades cercanas y cada vez llegan más famosos a ser atendidos, ¿por qué? Simplemente, porque eligieron ser los mejores en su rubro.

Siempre es así. No importa lo que hagamos. Si tenemos metas claras, y sabemos con certeza hacia dónde vamos, el éxito llega como compensación al esfuerzo, el trabajo bien hecho y la seguridad que hemos puesto en adquirir las herramientas para lograr los objetivos trazados. No existe la suerte, sólo metas, objetivos y trabajo. Lo demás, viene por añadidura.



Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito: 
SUPERANDO OBSTÁCULOS




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