“Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar” (Jueces 20:16)
En más de alguna oportunidad he llegado a pensar que esta anécdota histórica que menciona el libro de Jueces puede ser una exageración, hasta que supe de algunas personas que tenían una habilidad similar. Es decir, no sólo ser capaces de tomar una honda con una piedra, sino que acertarle a un cabello, lo que implica no sólo destreza sino una muy buena vista. Lo interesante es que todos eran zurdos. No es extraño que se convirtieran en soldados temibles, porque su puntería siempre acertaba.
Es notable que las personas exitosas hacen un recuento de sus habilidades regularmente, y usan esa información para darse retroalimentación y mejorar. Si algo necesitan desarrollar y renovar, lo saben, porque están conscientes de qué pueden y en qué son débiles.
Además, las personas exitosas, a diferencia de los perdedores, están constantemente pidiendo a mentores y guías para que evalúen sus fortalezas y debilidades. Lo hacen no con afán de exhibirse, sino para progresar y no quedarse dormidos en los laureles. Saben bien que si no se autoanalizan y no piden objetivamente que otro haga lo mismo con ellos, corren el riesgo de fracasar.
Las personas exitosas usan la información que reciben para identificar en qué áreas deben avanzar y necesitan aprender o practicar para dominar sus fortalezas y disminuir sus debilidades.
Los perdedores, por el contrario, se alejan de las crítica por miedo u orgullo, lo que es fatal para avanzar y tener éxito, porque impide estar consciente de su propia realidad.
Es cierto que los que viven atados a la opinión ajena, tampoco avanzan, no estamos hablando de eso. Sino de la sabiduría de escuchar y analizar lo que otros ven, y que probablemente, no somos capaces de percibir adecuadamente.
Una persona exitosa toma riesgos, pero no se olvida de preguntar a otros por las características que muestra al avanzar, de esa forma se asegura de hacer las cosas bien, sin arriesgar demás o sin exponerse a fracasar, simplemente, por no estar consciente de sus debilidades.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito:
SUPERANDO OBSTÁCULOS
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