“Todo tiene su momento oportuno” (Eclesiastés 3:1)
Conocí a un empresario que me contó que el mejor momento de su vida se gestó cuando fue despedido de la empresa donde trabajó por veintidós años. De un día para otro la fábrica donde trabajaba entró en crisis y comenzaron a despedir gente. Como él llevaba mucho tiempo, pensó que iba a salvarse, pero se equivocó rotundamente, la gerencia decidió despedir a los que llevaban más tiempo y contratar a jóvenes, inexpertos, para pagarles menos.
De pronto se vio en la calle con casi 50 años de edad y sin saber qué hacer. No tenía título profesional y aunque lo hubiese tenido, ya se había dado cuenta que la mayoría de las empresas contrataba a gente joven. Se ofreció para trabajos muy por debajo de lo que él había realizado en los años anteriores, pero estaba desesperado por encontrar cualquier cosa que le permitiera volver a trabajar y hacer frente a los gastos que tenía por delante.
Se desanimó y hasta deseó morirse. Le daba envidia ver a la gente dirigirse a sus trabajos en la mañana. Se sumió en una amargura que lo iba destruyendo día a día, hasta que una madrugada donde como era habitual no había podido dormir se dijo a sí mismo:
—¡Basta! ¡No puedes seguir así! ¡Algo tienes que hacer!
Esa mañana fue a la tienda donde hacía las compras a conseguir algo de pan para el desayuno y escuchó a una mujer que preguntaba por granola y la dueña del almacen le dijo que era un problema, porque se acababa pronto y se demoraban en proveerle de nuevo.
Llegó a su casa entusiasmado. Vio si tenía los ingredientes necesarios. Se puso manos a la obra ante el asombro de su esposa y se puso a hacer granola. Cuando la tuvo lista, tomó algunas bolsas que había guardado, las selló y se las llevó a la dueña de la tienda y le dijo que él podría proveerle granola todas las semanas. Llegaron a un acuerdo.
Fue su primera venta. En la actualidad es dueño de una fábrica que le da trabajo a más de 100 personas y provee granola y alimentos a todo su país.
La oportunidad está allí, en tus narices, tienes que dejar de llorar para verlas y hacer algo para cambiar tu situación. Siempre se puede.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. Del libro inédito:
SUPERANDO OBSTÁCULOS
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