Consuelo

“Serán consolados” (Mateo 5:4b)

La frase “serán consolados” está escrita en voz pasiva, señalándo que es una acción que proviene desde afuera, en este caso, desde Dios. Se usa la expresión griega “kapakaleo” que significa “consolar” o “confortar”, y era una palabra que se la usaba en general en el contexto del duelo ante la pérdida por la muerte de un ser amado.

Sin duda Dios conoce el dolor de quienes padecen, sin embargo, no se goza en absoluto con el sufrimiento humano. Es un error suponer que la divinidad tiene algo que ver con el sufrir, y más aún, creer que tiene algo de alegría frente a lo que ocurre con la humanidad dolida. Esa sería la imagen de un Dios cruel y sanguinario, al estilo de los antiguos dioses paganos.

El Dios de la Biblia es de consolación y abrigo. Es quien recibe al cansado y doliente. Dios abraza con sus brazos de amor infinito para hacer sentir a los dolientes que no hay dolor que no pueda ser curado.

Cuando se utiliza el dolor como una muestra de castigo divino, simplemente, se está ante la presencia de una idea equivocada, que muestra a una divinidad errada y errática.

El consuelo y la fraternidad, además, son muestras de una cristiandad que ha entendido que los que aceptan a Jesús como salvador personal deben aprender a ser consoladores y abrigo de todos los que padecen. De alguna forma, todos los creyentes nos convertimos en los brazos de Dios que abrazan al cansado y doliente.

Una iglesia que de verdad ha encontrado el camino correcto, es una congregación que consuela, que da ánimo al afligido y esperanza a quien está luchando con fuerzas que le superan. Ser cristiano es ofrecer consuelo de manera incondicional.

“El amor es consuelo en la tristeza, serenidad en el tumulto, reposo en la fatiga, esperanza en la desesperación” (Mario Satz)

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: 

REFLEXIONES AL AMANECER

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