El ejemplo máximo

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29)
 
Sin duda, Jesús se constituye en el ejemplo máximo del cristianismo, en el parangón excelso, en aquel que no tiene comparación. Cristo representa todo lo que implica la expresión “mansedumbre” y “humildad”. 

Siendo Dios “no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos” (Filipenses 2:6-7). Estando en esa condición, actuó como ser humano de manera plena. No se me ocurre semejante acción de humildad. Dios, siendo tal, toma la condición humana, para en nuestra situación mostrarnos un camino de redención, que nunca podríamos haber entendido sin la encarnación.

No tenía un lugar que podía considerar suyo, por eso mismo, sin victimizarse señaló que a diferencia de los zorros con sus madrigueras y las aves con sus nidos, Él no tenía “dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20). Cuando tenemos la osadía de compararnos con Jesucristo, la mayor parte de las veces, no tenemos ni la más mínima idea de lo que estamos diciendo.

Sus enemigos golpearon su cabeza con una caña y lo escupieron, como si fuera el peor de los criminales (Marcos 15:19), pero aguantó estoico porque había algo superior que lo animaba, que era nuestra redención. Tener la posibilidad de vernos gozar por la eternidad junto a él la bendición de la vida eterna.

Quien da todo lo que tiene, para que otros, tengan todo lo que no tienen, demuestra con ese gesto un amor sin límites, tal como hizo Cristo, que abandonó todo para darnos todo. 

Cristo, quien en su mansedumbre y humildad, mostró el camino de la redención, nos da a conocer el sendero de la vida, la única que vale la pena vivir. Nuestro ejemplo máximo, no nos pide que actuemos exactamente como él, no podríamos, pero al menos, que lo tengamos de referente para saber que es posible una experiencia de vida distinta.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez. 
Del libro inédito: 

REFLEXIONES AL AMANECER

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