“Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley” (Mateo 5:20)
Cuando los apóstoles escucharon estas palabras de Jesús, lo más probable es que se quedaron estupefactos. Ellos conocían a los fariseos y a los escribas, sabían lo difícil que era ser como ellos, y lo justos que eran, al menos externamente.
De hecho, era muy difícil ser escriba y fariseo, no sólo por las largas horas de estudio y el esfuerzo que había que hacer para permanecer en un estado permanente de vigilia moral, sino porque además, recibían la presión de la gente que esperaba de ellos un comportamiento ejemplar y diferente a los demás.
De pronto, Jesús, con la sencillez y profundidad que le caracterizaba simplemente tira por tierra cualquier ilusión de que alguien pensara que ellos eran superiores moral y justamente, simplemente, Cristo apela a una “justicia superior”. En la mente de los discípulos tiene que haber pasado la idea: ¿Qué puede ser superior a ese comportamiento?
Lo que ellos no lograban entender es que por mucho que se esfuerce el ser humano, nunca podrá ser plenamente justo dependiendo sólo de su voluntad y las capacidades naturales que tiene, porque el mal es mucho más profundo que cualquier acto malo, tiene que ver con la naturaleza de quién efectúa el acto. En muchos sentidos, estamos contaminados por el mal aunque no hubiésemos hechos ningún mal.
La justicia real y auténtica es la que produce un cambio esencial en la naturaleza humana y dicha justicia sólo procede de Dios, quien es el único que puede cambiar la esencia humana que tiende normalmente hacia el mal. Sólo Jesús puede transformar totalmente al ser humano y eso es el fin de la justicia.
“Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad” (Khalil Gibran)
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez.
Del libro inédito:
Del libro inédito:
REFLEXIONES AL AMANECER
#MiguelÁngelNúñez #meditaciónmatinal #devocióndiaria
0 comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen este blog, y a las personas que lo leen. Te agradezco por tus aportes. Sin embargo, ten en cuenta que para que se publique lo que comentas debes indicar tu nombre (no se publicará ningún mensaje anónimo), y no debe aparecer ningún enlace a alguna página, número de teléfono, o dirección. Además, no se publicará ningún comentario con tinte ofensivo, homofóbico, discriminatorio, insultante o irrespetuoso. Todo lo demás, es bienvenido.